Una entrada grandiosa y al mismo tiempo, humilde. La ciudad estaba llena de peregrinos para celebrar la pascua judía. Una gran multitud rodeó a Jesús y con ramos de olivos y palmas en las manos, lo acompañó en su entrada en la ciudad, entre cánticos y exclamaciones. Muchos lo seguían con fe y esperanza.

El olivo es el árbol típico de la región donde vivió Jesús. Por eso los habitantes de Jerusalén salieron al encuentro de Jesús con ramos de olivo, que luego se llevan a la casa como signo de la bendición de Dios, de su protección y ayuda.

La Misa de este día tiene dos momentos importantes: la procesión y bendición de los ramos y la lectura de la Pasión.

La Parroquia Nuestra Señora del Carmen realizó la bendición de los ramos junto a la imagen de la virgen que se encuentra en la terminal de ómnibus.

Luego, los fieles peregrinaron hasta la parroquia para celebrar la misa presidida por el Padre Rubén Dalzotto.

Por su parte, la parroquia Santos Justo y Pastor eligió el ingreso a Colón, sobre la ruta 135 como punto de partida. La capilla San Cayetano fue sede de la celebración eucarística.

Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)