Salud

Vive en Chajarí el que diseñó una máquina para evitar la caída del cabello durante la quimioterapia

El comienzo de esta historia tiene como protagonista a Paula Estrada, una mujer argentina que desarrolló un método casero de cascos fríos de gel para evitar la caída del cabello durante la quimioterapia, ya que al congelar los geles y colocarlos en la cabeza antes, durante y después de la sesión, el frío reduce el flujo sanguíneo a los folículos pilosos, lo que disminuye la cantidad de medicamento que llega a ellos.

Manos a la obra
La historia continúa con el inmenso y destacable trabajo de Juan Manuel Martínez, técnico ortopédico, quien reside en Chajarí y fabrica cascos para bebés con malformaciones de nacimiento.

Juan Manuel se enteró de los cascos que había creado Paula y decidió poner manos a la obra y crear una maquina con un sistema de enfriamiento constante, teniendo en cuenta que los cascos de gel solo duran media hora, por lo que el paciente debe construirse una gran cantidad para cada sesión de quimio.
“La idea nunca fue ganar plata”
Martínez contó que, hace cinco años, se enteró sobre los cascos de gel de Paula: “me contacté con ella para ver de qué manera yo podía ayudar. La idea nunca fue inventar algo para ganar plata” recordó quien, en ese momento, tenía a su papá transitando cáncer.

El técnico ortopédico reside en Chajarí.

Contó que fueron muchos meses de “prueba y error” en los que quiso “bajar los brazos” pero “la devolución de la gente, hace que uno quiera seguir”. El prototipo fue enviado a China y allí se construyó. Hoy en día, está usándose de manera gratuita en un centro médico de Buenos Aires. Una vez finalizado por completo, estará disponible para mayor uso.

“Para darle un sentido a la vida”
“Dicen que los sueños no están para ser cumplidos si no para darle sentido a una vida, y con esto le damos sentido a muchas vidas. Pretendemos que todos los pacientes que lo necesitan puedan tener acceso y no solo aquellos que puedan pagar” afirmó al ser consultado sobre el costo que tendrá el uso de la máquina.

Cabe decir que hoy en día existe una maquina similar creada en otro país y utilizarla cuesta alrededor de 250 dólares por sesión. La creada por Martínez no llegaría a los 100 dólares por uso. “Este proyecto no es solo una máquina, es acompañar al paciente y escucharlo” añadió el profesional.

Fuente: Chajarí al Día.