“La pasión nuestra es la historia”, respondió Rodrigo Torres, integrante del Ferroclub de Gualeguay, cuando se le preguntó qué razones tienen para destinar, cada momento libre de sus días, a lo que prácticamente ya no funciona en Entre Ríos. Los ferroclubes son el último bastión de la resistencia ferroviaria que aún espera, paciente, la llegada de un nuevo tiempo de oro para el ferrocarril.
“La pasión nuestra es la historia”, respondió Rodrigo Torres, integrante del Ferroclub de Gualeguay, cuando se le preguntó qué razones tienen para destinar, cada momento libre de sus días, a lo que prácticamente ya no funciona en Entre Ríos. Los ferroclubes son el último bastión de la resistencia ferroviaria que aún espera, paciente, la llegada de un nuevo tiempo de oro para el ferrocarril.