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La foto del anuncio del inhibidor de Covid 19
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Sabemos y no sabemos al mismo tiempo, a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de una persona o cosa inconsistente.

Una comprensión a la que arribamos al asociar esa expresión con otras, como es el caso de la falta de solidez o fortaleza.

Algo que se traduce en endeblez y fragilidad. Y que no es extraño que se presente, ante la existencia de una falta de coherencia en la manera de ser o de actuar de manera que ante la misma, es ineludible que surja esa peligrosa y tan difícil de remontar desconfianza. La misma que ahora se ha dado en llamar “falta de credibilidad”.

Bajo esa luz, se vuelve oportuno, en estos tiempos de pandemia, observar a ciertas circunstancias vinculadas directa o indirecta con el quehacer gubernamental de nuestro gobierno nacional, en las que se pueden ver señales de esa peligrosa inconsistencia.

Se trata de circunstancias que pueden parecer menudas, frente al cúmulo de graves problemas y situaciones con las que aquél se enfrenta, pero que sirven como señales ominosas que las cosas que nos atañen no van, en numerosos aspectos, si no tan bien como debieran, al menos como se espera.

Es así como aludimos en primer lugar, al hecho que un grupo de investigadores argentinos, de las Universidades de San Martín y de Quilmes junto a dos Pymes tecnológicas, desarrollaron un “kit” que permite diagnosticar a personas que están cursando la infección, tengan síntomas o no, más rápidos y con mayor sensibilidad que el test RT-PCR.

Debemos confesar que ese instrumento nos resulta incomprensible tanto en su designación como en su objeto, aunque no ponemos en duda la utilidad de su disponibilidad ante la emergencia.

A lo que se agrega el hecho que en su fabricación se utilizan componentes y tecnología argentina, que su empleo fue aprobado por la ANMAT, y que sus fabricantes están en condiciones de producir 100 mil kits por mes.

En tanto, un kit de las mismas características aunque concebido por otro instituto estatal está en condiciones de aportar otros 100 kits más para su utilización en testeos a realizarse entre nosotros. O sea que la producción a pleno en conjunto de ambos fabricantes alcanzaría a 200 mil kits mensuales.

Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública de la Nación ha adquirido por compra directa 200 mil kits de una empresa farmacéutica norteamericana, a los que se debe importar, en estos tiempos nuestros de escualidez en materia de dólares disponibles.

Algo complejo de por sí, como todo lo que tiene que ver con la pandemia, a lo que agrega confusión, ya que no se aclara la razón por la cual se adquieren fuera del país esa cantidad de elementos. Máxime cuando se escucha decir que esos kits son de una “segunda marca” de la empresa que los fabrica.

Los mismos que se pueden producir con notoria ventaja –menor precio y tecnología superior- dentro del país, con todo lo que esto último significa. Y que de ser insuficiente la cantidad de ellos aquí producida, no se explica por qué no se apunta desde el gobierno a que ambos fabricantes incrementen su capacidad productiva.

En forma coincidente, se ha anunciado que, investigadores del INTA y del CONICET han logrado desarrollar un “inhibidor” del virus de la pandemia con derivados de anticuerpos de llama - variedad doméstica del guanaco- y huevo. Se agrega en este caso que el proceso aludido está en la etapa experimental.

Por nuestra parte, debemos señalar nuestra ignorancia –no aclarada por la información- acerca de la diferencia que existe entre un “inhibidor” o “neutralizante” del virus y una vacuna”. Algo que hubiera sido de desear, dado la existencia de la multitud de profanos, ignorantes totales en el tema, entre los que nos incluimos, se nos ocurre que hubiéramos merecido dar mayor claridad al significado de ese acontecimiento.

Indudablemente hubiera resultado más útil que la batería de autoalabanzas en la materia, a las que a renglón seguido, hacemos referencia y con la que se acompañó ese anuncio.

Se trata de las expresiones del Ministro de Agricultura de la Nación, quien en esta oportunidad, al ocuparse del avance, todavía en proceso de desarrollo, y cuyos resultados finales esperamos que sea exitoso, expresara que “entre el INTA y el Conicet nos muestran el potencial que tienen nuestros profesionales, lo que significa tener una política soberana, en cuanto al desarrollo del conocimiento. Ese logro tiene calidad de anuncio internacional en términos de logro científico y nos pone a la vanguardia para la lucha contra el Conavid.19”.

Con lo cual estaríamos agregando “una nueva soberanía” –en este caso la “soberanía del desarrollo del conocimiento”- a las tantas otras “soberanías fragmentadas”, que supuestamente vamos logrando conseguir. Estando, como estamos, convencidos que deberíamos haber buscado maneras más apropiadas de tratar de mejor nuestra autoestima, que buscar la manera de exhibirnos “agrandados” ´por esa circunstancia.

Una “soberanía” de la que no hablamos ante otra información, según la cual al menos en materia de estadísticas con números de la pandemia, la soberanía no es lo nuestro. Todo ello si se tiene en cuenta la noticia que un sitio internacional de prestigio ha anunciado que no confía en los datos oficiales de nuestro país acerca de la evolución de la pandemia, dado lo cual dejará de publicarlos.

Novedad que ha llevado a que desde las áreas competentes del gobierno nacional busquen deslindado responsabilidades –algo que por otra parte significa un reconocimiento de ese estado de cosas- explicando que esa situación es consecuencia del atraso en la que muchos gobiernos provinciales incurren al momento de elevarles información en la materia. Como si entre las funciones de coordinación del gobierno nacional no estuviera, en situaciones como esta, impedir la morosidad que atribuye a las provincias.

No es la anterior una circunstancia que sorprenda, ya que es precisamente la de nuestra dificultad de dar a conocer datos confiables, respecto a los rubros más variables – cuando no se incurre lisa y llanamente en su manipulación, algo que, en el orden internacional, sin que ello signifique desconocer nuestra soberanía, “la imagen” que se tiene de nuestro país siga en acelerada mengua.

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