Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Hubo una vez un novelista que se preguntaba y preguntaba “si hubo alguna vez once mil vírgenes”. Una pregunta peliaguda de respuesta. Y todavía más difícil de contestar en los tiempos que corren.

Aunque la cuestión de verdad no pasa por allí. Ya que según mi tío cuenta, virginidad y santidad no son las misma cosa. Porque se da el caso de mujeres que son vírgenes, y que sin embargo tienen el alma mala. Y a la vez hombres pecadores -sin que me olvide de las mujeres- que no por ello no pueden alcanzar la santidad.

Es que la santidad no sabe de sexos ni de géneros, por lo que los homosexuales pueden llegar también a ser santos. Y seguramente habrá alguno de ellos por allí escondido.

Porque como en todo hay clases y categorías, también las hay en materia de santos. Están los santos “con papeles”, que son los canonizados por la Iglesia al quedar reconocidos como tales. Y están también los santos ignorados que han de ser, se me ocurre, la mayoría, y que deberían tener un día dedicado a su memoria, ya que no estoy seguro que estén incluidos entre aquéllos a quienes se los celebra el 1º de noviembre, y son más que “fieles difuntos” para acordarnos de ellos al día siguiente.

Pero como ven, ando medio a los trompezones. Porque en medio de la “inflación santificadora” -por lo visto eso de la inflación se ha vuelto general- que se vive de un tiempo a esta parte, entre los últimos siete santos canonizados por Francisco está Santa Nazaria Ignacia, que al nacer se apellidaba March.

Una santa que deberían hacerla suya las féminas activistas, como manera de llegar a mostrar sosiego y calma, sin que ello signifique renunciar a los derechos, en el caso de que con justicia los reclamen.

Porque se da el caso que Nazaria Ignacia, madrileña de cuna, ya religiosa marchó a Bolivia, y en Oruro consiguió que las mujeres del mercado allí existente -como se sabe, siempre a las bolivianas las vemos dedicarse al mercadeo- fundaran lo que fue el primer sindicato obrero femenino.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario