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"Chiqui" Tapia
Apelando a erudición ajena, podríamos señalar que “Something is rotten in the state of Denmark" ("Algo huele a podrido en Dinamarca") es una de las frases más famosas de toda la producción dramática de William Shakespeare, aunque fue pronunciada por un personaje secundario, Marcelo, y no por el propio Hamlet como muchos piensan.

Y esa misma muestra de erudición ajena es la que rescatamos para agregar, que “el posterior desarrollo de la escena, con la aparición del fantasma del padre de Hamlet incluida, no viene sino a ilustrar la decadencia moral del Reino de Dinamarca que Shakespeare nos quería trasmitir. De hecho, la frase original dice, textualmente: “Algo huele a podrido en el estado de Dinamarca". Recalcar «estado de Dinamarca», en combinación con el olor, fruto de la podredumbre,?es una potente metáfora: de la misma forma que el pescado comienza a podrirse por la cabeza, el estado empieza a hacerlo por sus dirigentes.

No hace falta entrar en nuestro caso en este tipo de sutilezas, dado que? tan solo exagerando un poco la nota, podríamos decir hasta con una desvergüenza que no es la nuestra, que? no solo algo, sino muchísimo está podrido en nuestra sociedad “hasta los mismos tuétanos”.

De allí que no sea extraño que al hecho que Netflix? haya anunciado la filmación de una serie que gira en torno al “FIFAgate” – el conocido escándalo del máximo organismo del futbol mundial-? que como es sabido le costó la cabeza al presidente de la organización, el suizo Blatter, y que no le costó la suya al siempre recordado, aunque pocas veces mentado en voz alta, Humberto Grondona, aunque sí a un grupo de compatriotas suyos, que son también los nuestros, todos los cuales desempeñan un papel protagónico en el desarrollo de los diversos episodios de la serie.

Como que así tampoco resulta extraño, que en una de las últimas ediciones?de un diario madrileño, que hemos citado en repetidas oportunidades, haya aparecido? una nota firmada por un afamado analista deportivo, en cuyo mismo título, que no lo menciona sino al final, nos podría llevar a intuir, hasta con convicción de certeza, que la nota ?nos incumbía, para dejarnos no precisamente bien parados.

Es que este segundo titular, es similar al que hemos tomado de la celebérrima obra teatral del mayor escritor inglés y una de las cumbres de la literatura universal – sino la cumbre misma- cuando titula la nota a la que nos estamos refiriendo con un aparentemente silencioso, pero que debería sonarnos estruendosamente? “Algo huele a podrido en el fútbol más chico de Argentina”.

Por nuestra parte no nos vamos a ocupar en detalle del contenido de esa nota que está referida a lo que su autor llama “Los extraños beneficios de algunos clubes de la B Metropolitana hacen sospechar de la nociva influencia que Julio Grondona tuvo sobre las categorías menores”. Y en la que se habla de “penales insólitos sancionados en los minutos finales, expulsiones rigurosas y goles anulados sin razón aparente. Insólitos cambios de reglamentación en medio de los torneos, protestas que caen en saco roto y un tufillo a cosa juzgada que impregna el ambiente. Lejos de los grandes escenarios y de los flashes, algo huele a podrido en las categorías menores del fútbol argentino, la B Metropolitana”.

Añadiéndose que “lo peor es que pese al cambio de autoridades ocurrido hace dos años en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y los nuevos vientos que dice impulsar Claudio “Chiqui” Tapia, el actual titular, todo parece seguir igual.

Es así –y eso es algo que interesará a los adictos al futbol- que? hoy, según el autor de la nota, “Arsenal (de Grondona) se ha metamorfoseado en Barracas Central, la entidad de origen de Chiqui Tapia.” ??
Es así como se encarga de historiar los pasos de Barracas Central, según dice “con más prosapia, fue fundado en 1904, pero tan humilde como la institución de los Grondona. El Guapo del barrio de Barracas conoció años de gloria en tiempos amateurs, a principios del siglo XX. Desde finales de los 40 quedó relegado a las últimas categorías del fútbol porteño. Sin embargo, en 2001 sus vientos cambiaron de dirección.”

Al parecer la crisis casi ?terminal que muchos recuerdan que sufrió nuestro país, fue “el año de gracia”?para ese club, cuando – seguimos en el relato del autor de dicha nota- asumió la presidencia del club Claudio Tapia, yerno de Hugo Moyano.

El destino comenzó a girar. El acceso de Tapia al máximo cargo de la AFA en 2017 impulsó la transformación definitiva. En la actualidad, Barracas lidera con holgura la B Metropolitana, tercera categoría. En algunas semanas confirmará su ascenso a Segunda.”

Podría considerarse casualidad si no fuese porque algunos hechos y ciertas prácticas recuerdan mucho a lo que sucedía en tiempos de Grondona. Fiel discípulo de Don Julio, Tapia fue acumulando poder entre los dirigentes de los clubes que militan en las divisiones menores. Fueron ellos quienes lo llevaron a vencer en las elecciones y, lógicamente, son ellos los que conforman su círculo de confianza.

Y todos ellos saldrán beneficiados con una serie de tejes y manejes que saltan a la vista, y que se traducen en números que “avalan las suspicacias”.

Riestra es el equipo más favorecido con la sanción de penales (10), seguido por Acasuso (8), mientras que a Barracas solo le cobraron uno en contra en 30 partidos. El club de Tapia también es el menos perjudicado por las expulsiones (1), mientras que a los rivales de Estudiantes ya les enseñaron 11 tarjetas rojas”. Y todo esto se traduciría aunque el autor de la nota no lo dice claramente, en beneficios económicos por izquierda, para “algunos” que no se los indican con nombre y apellido, pero resulta claro que los tienen, aunque las personas del común, como es el caso nuestro, los ignoremos.

De todo lo cual se podrían extraer dos conclusiones. La?primera, que nos encontramos ante ?una prueba más de que en todas partes en nuestro país medran ladrones, y que los motochorros del área metropolitana no son los únicos, sino tan solo los más molestos, y esto no solo por ser lo más notorios.

La segunda es que en el caso de que estemos gobernados en muchos ámbitos por ladrones, lo mínimo que podemos pedir, son dos cosas. Por una parte que tanto quienes gobiernan o se candidatean para serlo, ?como por la otra aquéllos que aparecen complacidos de ser gobernados por ellos, y precisamente por esa circunstancia los apuntalan?con su voto, así lo reconozcan.

De esa mantera no solo se acabará la victimización y la hipocresía, sino que se hará presente una sinceridad que dejaría de ser pavorosa, en el caso de constituirse en el primer paso hacia el reinado de la transparencia, donde cada uno se muestra como es y lo que hace, y también cómo y para qué lo hace.

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