Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Ese es el extraño nombre de una localidad ubicada en el centro-este de la provincia del Neuquén, y que por ubicación en las inmediaciones de los yacimientos petroleros y de gas de Vaca Muerta a pasado a ser mentado, y seguramente en el futuro lo será aún más, precisamente por esa razón.

Y en menor grado por la existencia vecina de una comunidad mapuche, conformada, según se señala, por los “mapuches buenos”, a la hora de diferenciarlos de los “mapuches malos”, como se los tiene a aquellos que se los asocia con usurpaciones, incendios y violencia. Mientras tanto, cabe decir que cómo consecuencia de las inversiones que se vienen haciendo en los referidos yacimiento, su población que en el 2001 era de 1700 habitantes; según el censo de 2010 pasó a ser de casi 2700 persona; y ha continuado creciendo desde entonces hasta ahora –se trata tan sólo de una estimación, ya que como se sabe, de los datos del último censo “sin noticias”- en forma explosiva.

Su población actual “permanente” es de 8,500 habitantes. Y si hablamos de la población permanente, es porque a ese número se debe agregar “la población golondrina” de otros 25.000 habitantes, que de lunes a viernes se instala en el lugar debido a la actividad en Vaca Muerta. No podemos dejar de pasar por alto el hecho que, el dar el nombre de Añelo a esa localidad, no resultaba un bautismo auspicioso; aunque al parecer sus lúgubres presagios quedan hasta cierto punto aventados por la actual realidad, la que no deja de mejorar. Es que acerca del significado de la palabra “añelo” hubo un momento que fue origen de una encendida discrepancia. Ya que, según una autoridad en la materia, esa palabra proviene de una voz indígena que quiere decir “paraje o lugar del muerto”. Mientras que, para otra autoridad en el tema, la materia el significado es “paraje olvidado o ciénaga de la muerte”.

Una traducción que se las trae, ya que llevaría este nombre debido a que los soldados comandados por el Sargento Ávila dieron muerte, en 1879, a Baigorrita, quien era considerado el último indio Ranquel. ¿Servirá esa circunstancia para desmentir la reivindicación mapuche, de ser ellos el pueblo originario patagón? Pero no es nuestro propósito avanzar en la cuestión, sino efectuar un comentario sobre un corte de ruta –nada que puede llamar la atención- en el que lo curioso, fue ver a mapuches y “añeleños” entremezclados en esa fatigoso permanecer. Aunque los motivos de unos y otros eran diferentes, ya que mientras los mapuches reclamaban por la demorada “titularización” a su favor de las tierras que ocupan: en cambio los añeleños, lo hacían por estar desde hace más de dos días sin agua potable. El reclamo era específicamente contra el Intendente, quien tenía que soportar esos simbólicos cachetazos, sin posiblemente no estar en sus manos la solución del problema.

Un reclamo, que volvía potencializado el enojo de los que lo efectuaban, al observar el frecuente paso por el lugar de camiones aguateros, que llevaban enormes cantidades de agua en dirección a Vaca Muerta, donde el agua es un elemento esencial en las tarea de “fraking”, o sea de fracturación mecánica que permite la extracción delos combustibles existentes en este lugar.

Y aquí viene la cuestión que queremos dejar planteada, y la que está vinculada con esa propensión nuestras a complicarlo todo, algo que lleva a que hasta lo mas simple se termine enredando. Es que la pregunta es si las empresas que explotan los yacimientos no podían mostrarse “amigables” derivando una parte del agua así transportada para los vecinos del lugar, gesto que inclusive no necesariamente tendría que ser gratuito; ya que alguno de los “superpuestos niveles estales”, tendría la obligación de asumir el costo de ese transporte, para luego trasladarlo a cada vecino. Lo grave resulta entonces, tal cual ya lo habíamos anticipado, que el problma de Añeelo, bajo formas y magnitudes diferentes, lo vemos repetido en todo el país. Y lo peor es que eso sucede, como lo es en este caso, por sobre todo por una falta de criterio, unida a la incuria que muestran tan a menudode quiénes nos gobiernan. Sin descartar la parte de responsabilidad de la población, por haber votado por quienes dan la impresión de haber nacido “mal rumbeados”, o se muestran impotentes a lo que ha dado en llamarse “los problemas de la gente”.

Enviá tu comentario