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Se comenzó a hablar de ellos a fines del siglo XVIII. Mucho antes, en el siglo l Cornelio Aulios Celcius calificó de venenosa a la saliva que transmite la rabia; en 1392 la palabra virus en latín significaba veneno, y se lo vinculó con la corrupción y al miasma. Alrededor de 1890 un sabio ruso, D. Ivanowski, sometió un líquido sospechoso a un filtrado, y comprobó que la enigmática substancia pasaba los filtros: lo atribuyó a un veneno. Poco después, otro sabio, esta vez holandés, Martinus Beigerick, estudiando una enfermedad de las hojas del tabaco, demostró que se trataba de un agente infeccioso, no visible con el microscopio común, que necesitaba células vivas para reproducirse e introdujo la palabra virus. A principio del siglo XX un investigador inglés, F. Twort, descubrió el virus que atacaba a las bacterias: un bacteriofago. Como es tan frecuente en la ciencia, se fue avanzando paso a paso, pequeños algunos de ellos, y por sabios de muchas naciones.

La palabra virus es un sustantivo plural. Si queremos nombrar a uno solo de ellos el término es virón, que creo se usa muy poco. Se trata de partículas muy pequeñas. Un virón mide 0,00001 mm, o sea que se necesitan 100.000 virus en fila para cubrir 1 mm. Son 100 veces más pequeñas que las bacterias. No se ven con el microscopio de luz, sólo pueden ser vistos con la microscopía electrónica. Son muy numerosos, se han identificado 5000 familias pero se estiman en millones. Están en el agua, dulce y salada; en la tierra circulan por las capas más altas de la atmósfera, desde donde caen a tierra y mar. Sus formas y tamaños son muy variados: los hay gigantes, las formas múltiples, entre ellas los poliédricos y helicoidales. Solo pueden reproducirse al invadir células vivas: vegetales, animales, hongos o bacterias. Algunos necesitan la protección de otros virus para subsistir. Su estructura es muy sencilla: una cápsula y una partícula central donde están sus genes. Al ingresar a la célula se dirigen al núcleo y desplazan a éste del control, toman el mando y toda la maquinaria celular está ahora dirigida a producir copias del virus atacante hasta que estalla y los libera. La célula afectada muere. Esta característica: la incapacidad de reproducirse sin invadir otras células vivas, hace que no se considere a los virus como vivientes, sino como estructuras cercanas a la vida.

Acerca de su origen hay solo teorías. Para algunos son contemporáneos del LUCA, el primer antepasado común a todas las especies, en la aurora de la vida. La mayoría no son perjudiciales para la salud. Se considera que los más malignos serían aquellos que han sufrido un cambio reciente al pasar por una especie inusual, como habría ocurrido con nuestro visitante Covid-19. Los coronavirus habitualmente no producían mayor daño: un resfrío o una diarrea, pero el actual habría sufrido modificaciones al pasar del murciélago al pangolín o quizás a una serpiente y entonces adquirió características a veces letales.

Los más letales han sido el de la rabia, la poliomielitis, el sarampión, la viruela, el HIV, la fiebre amarilla, el hanta, el Ebola. En el 10-15% de los cánceres, los virus puede ser una causa, en parte por la inestabilidad genética que producen. A ellos están vinculados el virus de la hepatitis B y C, el de la mononucleosis infecciosa, el Herpes simple, el Poliomavirus que produce un raro cáncer de piel, así como el HPV causa de carcinoma de cervix y orofaringe. Pero es probable que los virus cumplan también funciones benéficas, reciclar nutrientes y mantener un ecosistema "aceitado", así como a mantenernos saludables. Muchos virus que han circulado desde la prehistoria se han incorporado a nuestros genes y ser como ellos hereditarios. Así han colaborado o sido parte activa de la evolución, a través de una transmisión horizontal de material genético.

En los animales cuadrúpedos se ha encontrado un gen que llamaron Ac, que sospechan se originó en un virus muy viejo y que ha sido crucial para el desarrollo del sistema nervioso, del pensamiento consciente y de la conformación del "Yo". Un gen llamado HK2 presente en 5-10% de la población, que regularía el efecto de la dopamina está vinculado a la predisposición a la adicción a las drogas, y sería de origen viral. En los cerebros afectados de mal de Alzheimer están presentes dos tipos de virus herpes, dos veces más frecuentes que en los cerebros sanos, no se sabe si esto es causa, o predisposición o solo un testigo inocente.

Los virus han sido incorporados a la ciencia de las nano partículas, que si hay futuro, será toda una revolución: la manipulación precisa de átomos y moléculas en la creación de nuevos materiales con propiedades insospechadas.

Una reflexión de Stephen Hawking: "Los virus de las computadoras deberían ser considerados como dotados de vida. Lástima que esto dice algo de la naturaleza humana, que la única forma de vida que hemos creado sea puramente destructiva. Una forma de vida a nuestra imagen y semejanza".

Sería muy lindo sobrevivir a esta pandemia y conocer más sobre los virus, que ahora solo son duros enemigos.
Fuente: El Entre Ríos

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