Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
El juicio que se le sigue a Nahir Galarza por el homicidio en la persona de Fernando Pastorizzo da para todo. Y si no se tratara de una manera de reactualizar y desnudar una tragedia terrible -como no hay ninguna duda por otra parte que lo sea- hubiera podido llegar a ser el texto de uno de los más famosos culebrones de la historia de nuestra televisión. Por más que me quedan dudas que ya tantos televidentes de esa manera lo consuman.

De cualquier manera, no creo que sea una inconveniencia, la referencia a la declaración de uno de los testigos de esa causa. Fue el que dijo que con Nahir era un “amigo con derechos”.

Inocentón como a medias soy, por la otra mitad me pregunté, y le pregunté a mi tío qué era eso de “amigos con derechos”. Teniendo en la cabeza que siempre entre los amigos existen derechos de cada uno para el otro, aunque lo más importante sean, entre ellos, los deberes que según me han enseñado si bien son sagrados, en estos tiempos se los ve deteriorados, como pasa con todo tipo de obligaciones.

Pregunté entonces y me contestó diciendo que es el caso de parejas que, además de ser amigas, están de acuerdo en forma ocasional de hacer el amor sin compromiso. Dicho sea de paso, qué linda frase es esa de “hacer el amor”, y qué delicadeza muestra al vestir de amor a lo que quizás sea únicamente sexo (¡!).

Una amistad con derecho a roce, continuó mi tío. Algo parecido pero con lazos muchísimos más flojos que los de los amantes de antes que, según agregó, eran por lo general celosos compulsivos. Y también a lo que algunos atorrantes se refieren cuando dicen ser “amigovios”.

Es que noviazgos eran los de antes. En que el límite si no lo era el herraje del balcón, lo era el umbral del zaguán, se disparó mi tío. Que no es de extrañar que ahora esté casi en desuso, si uno se percata que era una ruta que, Dios mediante, desembocaba feliz o fatalmente en el matrimonio. Y ahora resulta que es cada vez menor el número de personas que se casan.

Curioso resulta entonces lo que se ve. Amigos con derechos por un lado. Y casados liberados del deber de fidelidad. Linda manera de descuajeringar el casorio. Porque se me ocurre, siendo así las cosas, los casados ¿son o no amigos con derechos acollarados, hasta que a uno de los dos se le ocurra deshacerse del collar?
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario