Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Según hemos informado, en base a una gacetilla del gobierno provincial el Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV), licitará la ejecución de 58 viviendas para cinco ciudades entrerrianas distribuidas entre Nogoyá (12) María Grande (9), Estancia Grande (10), Antonio Tomás (7), y La Paz ( 20), por cuenta y orden del Sindicato de Comercio. De donde las viviendas que en realidad serán adjudicadas a la generalidad de la población – y en apariencia no solo para los empleados de comercio- serían tan solo 38, ya que 20 serían las destinadas a los Empleados de Comercio.

Frente a lo cual a la hora de efectuar una evaluación de la trascendencia de ese anuncio y de las construcciones subsiguientes, no se sabe si concluir que el mismo “tiene gusto a poco”, o si optar por un “más vale poco que nada”. O sea, para decirlo más crudamente, que la alharaca es mayor que los resultados que se esperan, o si lo importante es imaginar la alegría que sentirán los adjudicatarios al momento de abrir la puerta de sus flamantes viviendas.

Lo que no tiene sin embargo desperdicio son las declaraciones efectuadas por quien dirige al IAPV. Se trata de Marcelo Casaretto, las que resultarían inclusive chistosas si fuera otro quien las hubiera efectuado, ya que es notoria su aparente solvencia en los diversos cargos que ha ocupado a lo largo de su paso por la función pública provincial, e inclusive no es aventurado conjeturar que en algún momento pueda llegar a ser ungido candidato a gobernador por el actual oficialismo provincial.

Es que el mismo al comentar en el anuncio indicado manifestó que “hace más de 20 años que la provincia no generaba un programa propio de viviendas, que permita mejorar las condiciones de vida de los entrerrianos y fortalecer el proceso de reactivación económica de la construcción, destinado a sectores que no pueden acceder a créditos tradicionales, trabajando de manera articulada con los municipios, juntas de gobierno y legisladores”.

No quisiéramos entonces sumar a las valoraciones alternativas efectuadas más arriba, que es dable que pueda generar esa información, aludiendo ya que “más vale tarde que nunca”, o las endebles vinculaciones que podría encontrarse con la novela “Veinte años después”, de Alejandro Dumas, que no es sino la continuación de la celebérrima novela del mismo autor, cual es “Los tres mosqueteros”.

Porque no nos queda claro qué es lo que Casaretto entre tanta palabrería superflua por lo inconducente quiere decir, porque tiene la ambigüedad de lo que no está suficientemente claro, que significa que “hace más de 20 años que la provincia no generaba un programa propio de viviendas”. Ya que no se puede precisar si se quiere significar con ello que lo que hacía durante ese lapso era utilizar fondos propios para encarar programas nacionales, o si en realidad lo que hacía era limitarse a ejecutar programas nacionales con fondos también nacionales, en el transcurso de estos últimos veinte años, o sea desde el año 1998, o sea durante las postrimerías del gobierno menemista.

Ya que de ser así habría que optar por señalar que el programa sea con 38 o 58 viviendas nació entecado, o de no ser así el anuncio suena por lo menos a exagerado.

De cualquier manera yendo a procurar a hacer referencia a cuestiones más substanciales vinculadas con la construcción de barrios con viviendas sociales, no debería echarse en saco roto la desafortunada experiencia –aunque con un final relativamente feliz- que significó la construcción del Barrio 100 viviendas, en Pueblo El Brillante ubicado dentro del territorio del Municipio de San José.

Ya que para comenzar, todo lleva a suponer que al barrio se lo ubicó en el lugar en el que fue levantado sin contar con el estudio de impacto ambiental, que en ese caso, curiosamente se asistía a una inversión en el orden de prelación de que debe darse en este tipo de planes para elaborarlo. Ello así porque dado el hecho que el inmueble en el que se construyó el barrio se encontraba lindando con un arroyo o sangrador convertido, con la aquiescencia municipal en una cloaca a cielo abierto hubo que atender a problemas de anegamiento en circunstancias que la cloaca se desmadraba por excesos pluviales ( y aquí sería útil saber el costo que significó la aparente superación de ese problema, dado que el conocer ese costo no hubiera abierto la posibilidad de la construcción del barrio en otro lugar) .O sea que contar con un estudio de impacto ambiental “reversible” debería ser requisito imprescindible para encarar su programación.

Una situación que al parecer no se da en el caso que comentamos ya que en Colón se da la circunstancia trágicamente curiosa de existir un barrio, de parecidas aunque no de idénticas características, ubicado entre las lagunas de tratamiento de efluentes líquidos de la ciudad, que por otra parte no funcionan, y el basurero municipal, el que sí está en pleno funcionamiento.

A ello debe agregarse, la necesidad de que sea mayor la superficie de los inmuebles que se entregan a cada adjudicatario, ya que en el caso que nos ocupa, todo lleva a dar la impresión de que el terreno les “resulta chico”, ya desde el vamos.

A lo que se hace necesario añadir que resultaría incomprensible, en el caso de las obras a encarar, que entre las inversiones complementarias a la obra no se contemple el arbolado del barrio, ya que existen antecedentes de construcciones anteriores de viviendas sociales en las que las municipalidades respectivas se han desentendido de tomar a su cargo ese cometido, algo que no debe en realidad extrañar por cuanto la ausencia de una política en ejecución en la materia, pareciera ser una constante en los municipios entrerrianos con contadas excepciones como son los casos, para citar solamente dos de ellos, de Villa Elisa y la Nueva Federación.

Por otra parte, la construcción de barrios de esa magnitud, que implica un incremento demográfico a la población a la que se incorporan de aproximadamente quinientas personas, mas de la mitad de ellos niños, deberían prever la construcción anexa de un playón deportivo con espacios para la socialización y el esparcimiento.

Aun cabe preguntarse si todo esto no significa pedir demasiado, en un contexto del lanzamiento de un programa de unas cuarenta viviendas más o menos bajo el pomposo nombre de “Primero Tu casa”. Ya que no estaría demás preguntarse para poner un poco de seriedad al tema “Tu casa… ¿La de quién?”

Enviá tu comentario