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De fondo, Aquarius, el barco lleno de inmigrantes
De fondo, Aquarius, el barco lleno de inmigrantes
De fondo, Aquarius, el barco lleno de inmigrantes
“Ahora es el momento de pasar de la emoción del rescate, a la adopción de medidas concretas que conviertan de verdad las políticas migratorias en un factor positivo para todas las partes implicadas”, de Javier de Lucas, director del Instituto de derechos humanos de la Universitat de València en su artículo para el diario español El País, titulado El ‘Aquarius’ en Valencia: ¿de la emoción a la esperanza?

La organización no gubernamental francesa SOS Méditerranée, había rescatado el sábado frente a las costas de Libia a 629 migrantes, entre ellos siete mujeres embarazadas, 11 niños pequeños y 123 menores solos. Este barco, llamado Aquarius, tenía entonces que encontrar un puerto al que llevar a estos hombres y mujeres. Italia y Malta dijeron no (aun cuando varios de sus municipios se manifestaron a favor), pero Valencia (España) dijo sí. La polémica entonces quedó en el aire. ¿Se puede dejar a seres humanos a la deriva de su propia muerte?

Es que así como de la misma manera que se recibe a estos náufragos, otorgándoseles un permiso de residencia, muchos otros son expulsados de Europa. La crisis de los inmigrantes no ha cambiado, aun cuando haya habido mejoras en algunos países. Sigue siendo una de las crisis humanitarias de nuestra realidad.

España abrió sus puertas, pero sigue cerrándoselas a los otros refugiados que entran a sus tierras por otros caminos o en circunstancias menos extremas. A su vez, la situación ha dejado nuevamente en descubierto que la solución brindada hasta el momento frente a estos éxodos masivos de personas hacia la Unión Europea no está trayendo buenos frutos.

De hecho, el próximo 27 y 28 de junio se tratará esta cuestión en la reunión del Consejo Europeo en Bruselas. Es urgente, más que inminente, que se decida hacer algo al respecto por todas estas personas que se suben a un barco en condiciones infrahumanas para encontrar un lugar mejor.

Sin embargo, el futuro no parece muy prometedor para los inmigrantes de la UE. El alza del discurso xenófobo en países como Alemania (donde están haciendo de hecho vacilar el gobierno de Ángela Merkel) y de Italia parecería indicar que la crisis puede agravarse más. Los inmigrantes no son una simple cuestión humanitaria son también una campaña política que parecería no ganar adeptos para protegerlos sino para echarlos con vehemencia.

Ahora, parecería que todos nos estamos olvidando de la cuestión de fondo: las vidas humanas en riesgo. No es una simple “política” de Estado o una potestad de este sino que abarca algo más importante: la vida de personas.

Nadie las pone en ese barco para ir a “destruir” Europa o cualquier otro país del mundo. Todo lo contrario. Ellos se suben desesperados sabiendo que puede que no lleguen a destino porque no pueden vivir más en el lugar que les dio origen.

Es difícil acoger a extranjeros por los riesgos y costos que pueden significar. Y es verdad que a muchos les produce miedo. Pero, ¿es más importante la incertidumbre sobre los riesgos o el mido natural del hombre a lo que no conoce más fuerte que la vida humana? ¿Cuánto tiempo más podrán rechazarlos? ¿Cuánto barcos como el Aquarius tienen que dejar en evidencia nuestra aparente falta de humanidad?

Europa sabe mucho de derechos humanos, tiene entonces que ponerlo en práctica. Esperemos que sea antes de que sea demasiado tarde. El tiempo se está acabando.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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