El sector empresario está cada vez más optimista; es deber del Gobierno hacer lo necesario para sostener los buenos augurios.

Durante la convención anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) quedó claro que los empresarios argentinos están confiados en que el país logrará consolidar un proceso de desarrollo sostenido.

Los resultados de la encuesta que los organizadores circularon entre los responsables de más de 80 empresas presentes en la convención se desprende que el 89% de los consultados supone que en 2018 aumentarán las ventas, en tanto que el 73% espera tener mayor rentabilidad. Este optimismo no se basa únicamente en expectativas. En los últimos relevamientos del Indec, prácticamente todos los sectores productivos muestran avances importantes con respecto a 2016.

La confianza de los empresarios es compartida también por los inversores financieros. Una encuesta encargada por la Cámara de Agentes de Bolsa a la consultora D'Alessio IROL, concentrada en personas que cuentan con una cuenta bancaria, da cuenta de que 62% de los consultados consideran que la situación económica es "buena" o "muy buena". El 84% cuenta con una inversión financiera y el 63% espera obtener con sus inversiones mejores resultados en 2018. En 2017 le está yendo muy bien.

Ocurre que muchas empresas vieron su negocio cambiar de la noche a la mañana con el cambio de gobierno. Y lo mismo le pasó a quienes compraron acciones de esas empresas.

Los balances al segundo semestre de 2017 presentados por las empresas que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires muestran fuertes mejorías. Un relevamiento de El Entre Ríos sobre los balances de las 26 empresas que componen el índice Merval Argentina, o MAR (que a diferencia del Merval sólo incluye emisoras argentinas), es contundente.

En el primer semestre de 2017, la ganancia operativa del conjunto de las 26 empresas del índice MAR había subido 105% respecto del mismo semestre de 2016. Medido en dólares, ese aumento alcanzaba el 87%. Por lejos, el sector cuyas ganancias más crecieron entre la primera mitad de 2017 y la primera mitad de 2016 es el sector de empresas de servicios públicos reguladas. De estar prácticamente en la quiebra a la salida del kirchnerismo, pasaron a tener un retorno razonable sobre el capital invertido, tal como les reconocía una ley que nunca había sido derogada, sino simplemente violada.

Con estos resultados, las acciones encontraron sostén y los inversores recompensa: en los últimos doce meses, el MAR tuvo una apreciación de 36% en dólares, bastante menos que la mejora en los resultados.

¿Y a nosotros qué nos importa?, preguntará alguien que no compra acciones ni hace inversiones financieras. Lo interesante del caso es que la rentabilidad es imprescindible para atraer inversiones de capital y empleo de calidad. El 81% de los encuestados en la convención del IAEF aseguró que en 2018 aumentará sus inversiones, en tanto que más del 60% espera tomar más personal.

Y que las acciones estén baratas, o que por lo menos eso crea el mercado financiero, es importante a la hora de lograr financiamiento para esas inversiones que crean empleo. En 12 años de kirchnerismo prácticamente no hubo aumentos de capital entre las empresas cotizantes. Este año, el año cerrará con aumentos de capital por al menos 4.000 millones de dólares. En estos aumentos todavía no participan las empresas de servicios públicos, de las cuales se espera el mayor aumento en el monto de inversiones en activo fijo durante los próximos años. Pero en algún momento lo harán, pues la reconstrucción de la infraestructura energética es impostergable para que otros sectores también sean atractivos.

La inversión financiera es a menudo vilipendiada por los defensores del populismo. Pero su función beneficiosa de largo plazo queda a la vista en todos los países en los que el mercado de capitales está desarrollado. La inversión especulativa, sobre todo en empresas, es casi siempre inversión que se traduce en inversiones. Si, como en Argentina, el sector bancario está subdesarrollado y es reacio a tomar riesgos, un mercado de capitales fluido es un sustituto crucial para que las empresas obtengan capital.

No es raro que una ola de optimismo aparezca cuando el presente mejora. Argentina debe generar condiciones suficientes para que la mejoría dure, el optimismo se prolongue y las inversiones sigan llegando.

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