"No es suficiente enviar mensajes de solidaridad ni ayuda humanitaria cuando las consecuencias de estos fenómenos ya se han producido", del ministro dominicano de Exteriores, Miguel Vargas ante la Asamblea de Naciones Unidas.

La temporada de huracanes arrasó con varias ciudades del Caribe. Puerto Rico y República Dominicana sucumbieron frente a María, mientras que Cuba lo hizo frente a Irma. Algunos más que preparados que otros, como Estados Unidos que parece haber salido menos golpeado, pero todos con pérdidas millonarias que enfrentar. ¿Estamos preparados mundialmente para ayudarlos?

Es usual que tras desastres naturales de este tipo se armen cruzadas solidarias para los damnificados. Hoy, es la región del Caribe por los huracanes y también lo es México, destruida por otro tipo de fenómeno (el terremoto). ¿Y mañana? Esta es la gran pregunta que tenemos que responder.

Las declaraciones de Vargas son duras, sí, pero no parecen tan desacertadas. Es más, su intención fue exponer la necesidad de crear un fondo común entre todas las naciones frente a estos desastres: "Nos preocupa, por tanto, que fenómenos similares a estos o más fuertes aún, causados por el cambio climático, atrasen diez años o más a nuestro país y a otros de la región del Caribe en el camino hacia su desarrollo".

La necesidad de una pronta respuesta frente a estos hechos es clara y por suerte se ha aceitado mucho durante las últimas décadas. Sin embargo, no basta simplemente con la creación de fondos millonarios para reconstruir una nación sino además se requiere dinero para justamente evitar que la naturaleza tenga este poder destructivo.

En palabras del Secretario general de la ONU, Antonio Guterres: "A menos que nos preparemos mejor para las tormentas, mitigando sus efectos y recuperándonos de ellos, éstas seguirán devastando comunidades, islas e incluso países enteros, destruyendo la agricultura y el desarrollo económico y deshaciendo gran parte del progreso que se ha logrado".

Parecería entones que no basta sólo con las cadenas de solidaridad post catástrofes sino que además es necesario tomar medidas preventivas. El acuerdo climático firmado en París contempla la creación de un fondo para ayudar a las naciones que más sufren los efectos del cambio climático. Ahora parecería que es necesario algo más: el trabajar por la prevención.

¿Será entonces que el paso que deben dar las naciones es no sólo pensar en ayudar a los otros cuando las catástrofes se producen sino también en el antes?

Ayudar a un país en zona de riesgo, antes de que sufra efectivamente las consecuencias de estos riesgos, supone un gran acto de solidaridad. Es verdad, el mundo tiene muchas necesidades y cada país tendrá motivos para negarse. Sin embargo, la furia cada vez más letal de la naturaleza está obligando a repensarlo.

La reconstrucción post devastación siempre es cara. No por nada el famoso refrán dice "más vale prevenir que curar". No nos vendría mal recordarlo. Quizás hoy estaríamos mirando otras imágenes. Quizás hoy el Caribe no estaría tan devastado.

Enviá tu comentario