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Quienes son lectores nuestros, y a la vez de largo aliento y paciencia todavía mayor, saben de nuestra insistencia acerca de dos cuestiones, cuyo único punto de contacto, está en procurar hacer mejores las condiciones de vida de muchos de lo que habitan estas tierras.

Es así que se nos ha visto ocuparnos de la necesidad de que las poblaciones de toda envergadura aquí localizadas cuenten con veredas consolidadas, pretensión que en los últimos tiempos hemos reducido, atento a la magnitud del gasto público tantas veces desviado en aplicaciones superfluas cuando no de una manera lisa y llanamente delictiva, a la construcción serial de sendas peatonales.

Inclusive, se nos ha dicho que existen una especie de hormigoneras móviles, las que a medida que se las ve avanzar dejan detrás de ellas una marcada y a la vez prolija alfombra de cemento, a la que solo se debe esperar que fragüe, para poder utilizarlas de una manera que, cuando llueve y en los días posteriores, no haya que andar esquivando charcos o simplemente barro.

A la vez, y se trata ésta de una cuestión de una complejidad mucho mayor, que para encararla exige, como no es el caso de la mencionada que requiere apenas un poco más que ganas de hacer, el problema del éxodo rural, que trae aparejado no solo casas en los campos convertidas en taperas, sino caseríos algunos de ellos en su momento prósperos, a los que se los ve muriendo de a poco, todo ello por razones harto conocidas que van desde tener que lidiar con el barrio, hasta no contar con un mínimo de servicios esenciales.

Es por ello que consideramos que si el gobierno provincial de Gustavo Bordet se orienta de una manera convergente para comenzar a atender en simultáneo ambos problemas.

Según una información oficial reciente, se da cuenta de que ya está en ejecución el Programa Juntas Sostenibles, el cual, según la gacetilla respectiva, tiene como objetivo acompañar la actividad de las juntas de gobierno, bajo el concepto de un desarrollo sostenible, tratando de lograr de manera equilibrada el desarrollo económico, social y la protección del medio ambiente”. Se añade también que “entre 2017 y 2018, la provincia ha invertido 10.977.853 pesos en 51 obras que forman parte de la primera, segunda y tercera etapa del Programa Juntas Sostenibles - como vimos tal es su nombre- de las cuales 37 obras están finalizadas y 14 en ejecución, las que se dividen en diferentes temáticas con el fin de que contribuyan al bienestar social; incluyen trabajos de alumbrado público, cordones cunetas y veredas, entre otros”.

Se señala así, tal como hemos destacado, que ya se invirtieron 10.977.853 pesos en 51 obras que forman parte de la primera, segunda y tercera etapa del programa, de las cuales 37 están finalizadas y 14 en ejecución. Las mismas se dividen en diferentes temáticas: obras de Iluminación (alumbrado público y en plazas); obras de veredas (en plazas, conexión entre barrios, escuelas y/o centros de salud); obras de desarrollo de espacio intergeneracional: circuito saludable, juegos infantiles y veredas; obras de cordones cuneta; y obra de rampa para embarcaciones.

Y que en el caso del Departamento Colón, las obras finalizadas son, el caso de Liebig, la construcción de veredas; en Hocker veredas y un circuito saludable, al igual que en Pueblo Cazés y Arroyo Barú; cuando en el caso de San Anselmo, La Clarita y San Miguel se señalan obras de iluminación y alumbrado público.

Se nos dirá que la inversión a que se ha hecho referencia es mínima, pero también cabría decir que principio requieren las cosas. Y que una mirada verdaderamente ambiciosa significaría la posibilidad de que todos los habitantes de nuestra provincia estuvieran en condiciones de acceder a internet. Algo que no solo significa la posibilidad de estar en conexión con el vecino, sino con el mundo, con todas las implicancias que esa posibilidad trae aparejadas.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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