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Lo cuenta el libro del Génesis (11): “El Señor vio a los hombres afanándose en la construcción de una alta torre, que incluso se intentaba llegaría al cielo. Y el Señor dijo: "He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá llevar a cabo lo que se propongan. Pues bien descendamos, y allí mismo confundamos sus lenguas de modo que no se entiendan los unos a los otros. Así Yavé los dispersó de allí sobre toda la faz de la tierra y cesaron la construcción de la ciudad".

Diríamos que se trata de un Dios celoso o cuidadoso, al menos. Hay todavía sabios que están tratando de conocer cómo era ese primer lenguaje, tarea que para otros sabios parece imposible. Lo que no cabe muchas dudas es que lo que ocurrió en Babel fue para los seres humanos una segunda expulsión. Primero la del Paraíso, para trabajar y parir con dolor e impedir que alcancen el fruto del Árbol de la Vida, la segunda para aislar uno y otro pueblo y hacer sus empresas más difíciles.

Vale la pena recalcar que en muchas religiones existe una historia o mito similar. Y que esa historia de alguna manera continúa amenazando.
¿Y qué ha quedado de aquellas múltiples lenguas? Se estima que en la actualidad se hablan alrededor de 6000. De ellas entre el 50 y el 90% desaparecerán en el siglo venidero. Se piensa hoy que muere un lenguaje cada dos semanas. No sé si podemos extrañarnos: no están desapareciendo cantidad de cosas de nuestro mundo natural, cantidad de buenos hábitos y sanas costumbres, y esa desaparición de las lenguas no nos está llevando al predominio de una, que nos permitía entendernos entre todos... ¿Y el Señor se enojará otra vez? (Reconozcamos que con una misma lengua nos entendemos y comunicamos bastante mal. Todos tenemos una pequeña Babel dentro nuestro).

La pérdida de un lenguaje es algo irrecuperable: toda una concepción de mundo muere con ellos y también infinitas posibilidades. El idioma de algunos pueblos indígenas norteamericanos les permite comprender las leyes de la física atómica mucho mejor que a los occidentales. Existen lenguajes sin adjetivos, sin proposiciones, sin adverbios y sin artículos. Niños de pequeñas comunidades primitivas eran a los cuatro años políglotas, siendo los padres de distinto clan al igual que sus abuelos, ello les permitía manejar cuatro o cinco idiomas. Se ha dado el caso de lenguas que resucitaron, las menos. Un ejemplo es el hebreo, otra el checo nacional promovido por activistas literarios durante el siglo XlX, otro el lenguaje de la Isla de Man.

Un poeta africano, Amadou Hampate Be, señaló: "En África cuando desaparece un lenguaje, arde una biblioteca". Me temo que muchas otras cosas se harán también humo.

Y estamos llegando a la supremacía del inglés. Pero esto será ya otra historia.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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