Ya que cabe suponer que la misma fue organizada por Urribarri en momentos en el que ocupaba un cargo para el que no debía ser nombrado, cuál era el de embajador de Israel. Lo indicamos haciendo abstracción de si el mismo tenía o no, idoneidad para ocuparlo, sino teniendo en cuenta la circunstancia obvia, de la seguidilla de imputaciones penales que enfrentaba, y que todavía enfrenta, salvo el caso conocido de la causa en la que ha sido condenado. Es por eso que dicho nombramiento nos diera, en su momento, lo que se conoce como “vergüenza ajena”, un sentimiento que fue sustituido por una pizca de piedad, cuando imaginamos la incomodidad que debe haber sentido el renunciante embajador, al tener que despedirse de autoridades israelíes y los embajadores de otros países, radicados ante el mismo gobierno en el que el mismo asumiera nuestra representación. Sentimiento empático que se vio atenuado, al recordar que el ex primer ministro de Israel, al que ha sucedido el actual, está ya en el llano esquivando causas penales por comportamientos similares a los de nuestro ex gobernador.
Algo que nos remite, tanto a la remanida frase que en “todas partes se cuecen habas”, como nos da la oportunidad de señalar, que, porque así ocurra, lejos está ese comportamiento falsamente gastronómico, de tener que ser aceptado y condonado. El programa de la gira, es realmente interesante ya que está orientada a conocer los importantes desarrollos del Estado a visitar, vinculados con “el manejo del agua” –campo en el que Israel ocupa un lugar de avanzada- en materias como son la desalinización, el riego por goteo y la medición inteligente, así como en la reutilización de agua y aguas residuales. Mientras tanto no podemos dejar de lado, frente a giras como la señalada, nuestra inclinación a asimilarlas a los que en su momento se conocían como “viajes de estudio” de los estudiantes que completaban su paso por la escuela secundaria.
Asimilación que tiene tanto de absurdo como de sospecha válida; aunque a ello debemos sobreponernos. Teniendo en cuenta que recorridas como éstas, en el caso de ser bien aprovechadas, sirven para que nuestros dirigentes puedan deshacerse de esa mirada de parroquia, que a pesar de la globalización, nos limita; dado lo cual puede ayudar a que quienes nos gobiernan, vuelvan con una visión renovada y más amplia del mundo. Sin perjuicio de ello, no podemos dejar de efectuar dos observaciones, que pretenden ser no otra cosa más que eso, y que por ende están desprovistas de la condición de reparos. Por una parte, si estando como está la visita focalizada en un tema técnico específico, no hubiera resultado más provechoso que “la misión” hubiera estado conformada por especialistas en ese campo. A lo que no podemos dejar de agregar, preguntarnos si es éste un momento adecuado –dada la complejidad de nuestra situación- para que tres ministros de la importancia que revisten los que viajan cuando, es notorio que “el horno no está para bollos”.
