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¿Ya comenzó la campaña?
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La fecha de elecciones es la carta que queda en juego. Más temprano que tarde o viceversa, la decisión podría ser la novedad que resta conocer en el ocaso de un año que está en la víspera de su final más atravesado por los números de la economía que por los de la política.

El tratamiento del presupuesto nacional y los acuerdos que se alcancen entre oficialismo y oposición en ese contexto, no serán diferentes a los que se logren en la provincia donde en quince días deben intentar diputados y senadores que revisen las previsiones económicas en Entre Ríos una mejora que permita responder a múltiples demandas, aún cuando el 80 por ciento de los números está destinado al pago de salarios.

La economía local, según los últimos datos del INDEC, mejoró sensiblemente. El dato de fondo es que la leve baja de la pobreza trajo, a su vez, un incremento de la indigencia, dos situaciones que marcan la realidad de dos grandes conglomerados como el de Concordia y Paraná. Ese dato no estará ausente a la hora de delinear las políticas de acá al año que viene, aunque la obligación de ejecutarlas con escasos fondos las debilita en su mismo punto de partida.

En ese contexto de tensión de la economía, donde la cobija siempre es corta, el gobernador Gustavo Bordet deberá resolver si finalmente convoca a elecciones, acción que, a juzgar por el giro de su actividad de prensa, mucho más proselitista, ya estaría en marcha, aunque falta resolver si el escenario nacional le suma o le resta para empujar una contienda que le insuma, además de energía, una buena parte de la poca plata que le queda.

Esas son, en parte, las definiciones que quedan para el resto de lo poco que queda de un año en el que algunas novedades sobre todo periodísticas parecen sepultar las expectativas políticas de muchos protagonistas que en las pasadas elecciones no pudieron darle un triunfo al peronismo pero que sin embargo están plantados ahora en exigir garantías sobre su continuidad política.

La Legislatura, que es para muchos “la caja de resonancia” de la provincia, mostró que varios escaños ya no son lo que eran y que los paradigmas que cambiaron con la elección nacional de 2015 podrían profundizarse ahora. En ese recambio, parte del ex capital del kirchnerismo quedaría fuera de juego, mientras que otro tanto se aferrará al bordetismo, que hoy logró tropa propia en las cámaras, por lo que la ecuación electoral, es desde esta perspectiva más que saludable para Bordet que podría desprenderse de cierto sector del urribarrismo, incluido el propio Urribarri, con magros costos ya que son muchos los departamentos en los que está expresión del peronismo perdió terreno.

Si hoy estamos en condiciones de definir cuál es el peronismo que interpela el gobierno nacional y cuál es el nos queda en la provincia, la conversación sería agotadora. Podríamos concluir, sin embargo, en que gozan de cierta posibilidad de transformación constante que garantiza una supervivencia cualquiera sea el sitio donde caigan parados: Más a la derecha, a la izquierda o en la centro izquierda, el peronismo ha liderado como oficialismo y oposición varias de las últimas décadas y lo ha hecho con la inteligencia suficiente como para mutar a tiempo.

De todos modos, los acuerdos y las negociaciones sólo pueden realizarse con los que están y a lo largo del tiempo, en una línea de sucesión de treinta años, no son muchos los que con generosidad hayan cedido espacios. Esa sería otra explicación posible a cierta irresistible permanencia en el tiempo. La otra, un poco más terrenal, es la imposibilidad de resistirse a las mieles del poder, pero para esos, para los que no pueden reaccionar a tiempo y se han engolosinado con lo que no les pertenece hay siempre una bala de plata. Y alguien que sabe usarla a tiempo.
Fuente: El Entre Ríos

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