Antes de proseguir con la referencia a las nuevas buenas señaladas, haremos algunas consideraciones sobre añadidas. Una de ellas –la que no podía ni siquiera formularse en un país normal, por no decir en serio- tiene que ver con la necesidad referida a los controles vinculados con la calidad de “los avances de las obras”, sean a la vez permanentes y eficaces. Es que los edificios escolares no escapan a lo que pareciera ser en nuestra provincia casi una regla, cual es que las obras públicas comienzan a mostrar falencias, aun antes de ser inauguradas y habilitadas. Dos actos por lo general diferenciados, que representan no otra cosa que otra corruptela, frecuente también entre nosotros, ya que ha venido a separar al que en realidad debería ser uno solo. Ya que la inauguración corresponde que coincida con la habilitación para su uso; algo que no ocurre necesariamente en nuestro país, al que cabe considerar “la tierra de las reinauguraciones”, o, de no ser así, de “las inauguraciones”, cuando no es el caso de “las parciales”, o de las “sucesivas”, que es cuando se ve inaugurar varias veces a lo mismo.
Otra consideración de provecho, es la que se vincula al mantenimiento de los edificios escolares. Es que al respecto, cualquier persona que dé muestras de un mínimo de curiosidad, podrá advertir que, con frecuencia, se da el caso que dos edificios escolares idénticos en su factura, y que a la vez han sido construidos en forma virtualmente simultánea, registran distintas y muchas veces hasta abismales diferencias en lo que respecta a su estado de conservación. Las explicaciones de esa circunstancia pueden ser varias, pero entre ellas cabe considerar que, en algunos casos por lo menos, tiene que ver en un dejar “de hacer”, o mejor dicho “un dejar sin hacer” por parte de los directivos del establecimientos que dan cuenta de un grado mayor de ausencia en su mantenimiento; a lo que se une la falta de control por parte de la Dirección Departamental de Escuelas correspondiente.
Se trata, en ambos casos, de una circunstancia que no se debería dejar pasar en la medida que no debería ocurrir, ya que otra norma de conducta por lo general incumplida habla de la necesidad de poner más empeño en el cuidado de lo ajeno colocado bajo nuestra custodia, que inclusive en el cuidado de lo propio.
Yendo ahora a las obras anunciadas, y de las que se han abierto los sobres de los oferentes en su licitación, cabe señalar que ellas tienen que ver con tareas de ampliación, o de refacción y reparaciones en los edificios escolares que se pasa a mencionar. Y que son las escuelas Nº 1 Juan José Paso, de Colón y la Nº 18 Dr. Juan Alberto Marcó, ubicada en Barrio Mosconi de Concepción del Uruguay. Mientras que en el caso de la escuela secundaria Nº 47 de Hasenkamp, se contempla la construcción de un aula nueva con el fin de evitar el hacinamiento y mantener la distancia, según dictan los protocolos sanitarios.
Por otra parte, para las escuelas Nº 61 Facundo Zuviría de Seguí, y la Nº 14 Arturo Caggia, de Colonia San Miguel, departamento Colón, los trabajos incluyen ampliaciones mediante la construcción de dos nuevos espacios áulicos para cada institución. Mientras que en el caso de la escuela Nº 27 Rafael Obligado, zona Banderas, departamento Federal, y la escuela Nº 16 Lisandro de la Torre, Paraje El Sauce, departamento Islas del Ibicuy, incluidas en la lista respectiva junto a las otras, tendrán que esperar, ya que en su caso el llamado a licitación resultó fallido, dado la falta de oferentes.
Corresponde formular otras consideraciones vinculadas específicamente con estas obras, la primera de las cuales tiene que ver con la sobriedad con que su comunicación se ha llevado a cabo, contrariamente a los bombos y platillos con que se anuncian tantas veces las que no son otra cosa que insignificancias. A lo que se agrega la circunstancia que no puede ser de otra manera en estos tiempos de penuria, esas tareas se las lleva a cabo con remesas de fondo que envía el gobierno nacional, algo que es lo mismo que decir, en un país casi formalmente quebrado como es el nuestro, se termina financiando con no otra cosa que con emisión monetaria.
Por otra parte, no es inútil pedir una dosis de humildad, a aquellos que cacarean acerca de nuestro régimen federal de gobierno, ya que, de acuerdo a nuestra ley suprema, los estados provinciales tienen en el asegurar la educación primaria, uno de los requisitos para que el gobierno federal les garantice el goce y ejercicio de sus instituciones.
