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Diariamente nos llegan de las dos, ciertamente escondidas detrás de las nuevas desventuras sentimentales de "los famosos" o las no tan sentimentales del empobrecimiento de nuestras billeteras. Y está en esas noticias escondidas donde a veces encontramos una ayuda para ser más felices. Y éstas están generalmente en las páginas dedicadas a la ciencia.

Cierto que aquí no todo es bueno. Desde ayer, cada vez que veo a las bananas, tan amarillas, suculentas, tentadoras, sé que están condenadas a desaparecer. Por lo menos esas que traté de describir. Se trata en realidad de las especies que se establecieron en los grandes cultivos. Algunas ya desaparecieron y fueron reemplazadas por otra variedad, llamada Cavendish, que es la que está ahora atacada por un hongo, resistente a todo lo que se intentó.

Este hongo causó la desaparición de los bananeros del sudeste asiático y de Panamá. No habría llegado aún a Ecuador, un importante exportador de esta fruta.

La falta de variedad genética de esos cultivos sería responsable de su baja resistencia a las enfermedades, empobrecimiento que ha sido causado por el deseo de tener mayor calidad y rendimiento económico de los frutos. Una forma de codicia.

Bautizada alrededor de 1750 como "musa paradisiaca", espléndido nombre si lo hay, lo de paradisíaca fue cayendo en sucesivas variedades. Y sabemos ya que no solo hay de las amarillas grandes, que las hay pequeñas, y verdes (usadas para cocinar) y rojas, y marrones.

¿Cuántas consumimos los argentinos? Seguramente ahora algo menos. En Inglaterra? y en los Estados Unidos se estima un consumo entre 10 y 12 kilos por habitante al año.

¿Y la banana que pelamos apresuradamente, las cáscaras en el suelo que hacían caer a alguna señora obesa en las historietas, que es realmente para los sabios? Pues se las considera una baya, como a toda fruta carnosa con sus semillas escondidas dentro.

Es pariente de pepinos, berenjenas, uvas, de algunos?frutos rojos que recientemente hemos descubierto. Las naranjas y limones son bayas modificadas. Y es bueno recordar que el bananero no es un árbol, sino una hierba que no se reproduce por semillas sino por los "chupones" que emergen de las raíces.

Cuando era chico, había algunos? en un jardín frente a la costanera. Sus frutos eran pequeños y no parecían madurar. Uno de los preciados recuerdos de mi padre, de cuando era niño, era el relato del regreso de mi abuelo de alguno de sus esporádicos viajes a Buenos Aires, en el vapor de "la carrera". Traía consigo un cacho de bananas, entero, al hombro. Se vendían en el mismo puerto de Buenos? Aires y, según mentaban, el que las tenía ciertos riesgos. En el cacho anidaban alimañas.

Bueno, esta noticia de las páginas "científicas" no fue muy buena. Piensen en lo que significaría para ustedes la desaparición de las bananas: en mi caso siestas más aburridas, un clericó y ensaladas de frutas muy diferentes, algo que falta en las fruteras y el cacho colgando del hombro del abuelo que no conocí, para alegría y atracón de sus hijos. La buena noticia quedará para la próxima.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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