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En realidad, el precedente juego de palabras es tan solo una “forma de decir”, para mostrar la injusticia que nos afecta en el sistema de “subsidios segmentados” que proliferan en materia de tarifas públicas, donde el gobierno nacional y hasta el de nuestra provincia, persistiendo en lo que es una pésima práctica, sobre todo cuando lo que se hace es “repartir inequidades”, si se tiene en cuenta que la mayoría de los casos, cabe señalar que nos encontramos ante “hijos y entenados”.

Entiéndase bien, una posición como la expresada, que habla de tarifas públicas subsidiadas como una pésima manera de gestionar la cosa pública, parte de la base de que todo trabajador debe contar con un ingreso que le permita afrontar ese gasto tal como es, sin que se subsidien tantas ineficiencias y se abra la posibilidad de prácticas corruptas -las que son por, lo demás, bien conocidas- en lo que debería ser parte de un necesario “sinceramiento de la economía”.

La situación actual en la materia viene a ser enredadamente confusa en parte por la circunstancia antedicha, lo que nos lleva a recordar la sabiduría subyacente en ese refrán que advierte que “a río revuelto, ganancias de pescadores”. Y las consideraciones precedentes la han provocado los chispazos encontrados que ha provocado, sobre todo entre Paraná y Concordia, la manera que los habitantes de la capital entrerriana perciben, en relación a la de Concordia, ciudad que como se sabe es el núcleo urbano de mayor peso político en la provincia. Todo ello hasta el punto que señalar que mientras Paraná es la capital “institucional”, Concordia es a la vez la capital “política” y la “capital de la pobreza”, circunstancia que se señala al pasar, sin entrar a enredarnos en la cuestión acerca de la vinculación que cabría darse en esa simultaneidad de nominaciones. Es que, como consecuencia de lo que acabamos de señalar, nos hemos encontrado que en nuestra provincia existe un “cuadro” que no es el “tarifario”, sino de subsidios al transporte urbano, el que en cifras redondas y expresado en millones de pesos y no en unidades de uno solo, que arroja estos resultados.

Primero, las ciudades con un sistema similar a SUBE, pagaderas en forma mensual, las que en el caso de Paraná está subsidiada por 15 millones y en Gualeguaychú 1.4 millones. En tanto, sin el plástico nacional Concordia subsidia 12.2 millones; Chajarí, 0.6 millones; Concepción del Uruguay 2 millones, La Paz 1 millón, Santa Elena 0,006 millones.

“Cuadro”, el precedente, que nos lleva a preguntar y preguntarnos acerca de por qué las municipalidades de Colón, San José y Liebig, que son distintas desde el punto de vista administrativo, pero en la práctica constituyen un solo “núcleo urbano” teniendo en cuenta la frecuencia y utilización de los servicios de transporte público -que incluye a Santa Teresita, El Colorado, Proveeduría, El Brillante, el Perucho y San Miguel- queda afuera de ese “cuadro de subsidios”. Las autoridades locales y los legisladores departamentales, se nos ocurre que algo deberían no solo decir sino hacer al respecto. Ya que si no somos, como se ha visto, afectos a este tipo de “torta” servida que está funcionando, no vemos por qué se nos excluye del convite.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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