Es por eso que estamos seguros que tal como ocurre en esos otros lugares, tanto las autoridades como los empresarios del sector, están analizando medidas en miras a atenuar sus consecuencias, sobre todo en el caso de que -como existe temor- se asista a una extensión de la emergencia, que vaya más allá de la próxima temporada veraniega. Un problema de una complejidad casi insuperable, de advertirse que el “turismo es sinónimo de circulación”, y entre las maneras de enfrentar la peste está el achatar la circulación, hasta extremos de impedirla casi totalmente.
Y aquí se hacen presentes los “protocolos” y nuestra atención se focaliza en una variedad de éstos. Se trataría de elaborar y lograr la habilitación de un protocolo, por el cual pudieran venir a nuestra ciudad familias radicadas fuera de Colón, pero que sean propietarias de viviendas de vacaciones dentro de su jurisdicción.
Una primera opción que cabría ser acompañada, o al menos que ella esté elaborada en forma completa y en carpeta, que haga posible que familias, que, sin ser dueñas de vivienda en la ciudad, han alquilado por anticipado una, puedan también acceder a la ciudad. Y cuando decimos Colón, incluimos en la sugerencia a todas las localidades que cabe considerar con un destino turístico, ubicadas en nuestra margen del río Uruguay.
Todo ello, sin olvidar el apoyo oficial traducido en la eliminación de impuestos y tasas para quienes son titulares de este tipo de emprendimientos. Consideramos que una propuesta de este tipo no es disparatada, máxime cuando no contempla ni a campamentistas ni a visitantes por menos de un día.