La incómoda transparencia
La tecnología puede convertirse en una gran aliada cuando se trata de mejorar el vínculo entre las acciones de la política y el control que pueden ejercer los ciudadanos. Las iniciativas que han prosperado demuestran de forma cabal que este puente que tiende la tecnología en el acceso a la información del gasto público fortalece las democracias, invita a la participación y renueva los lazos desgastados entre la clase política y los habitantes.Pero para que este proceso virtuoso comience a girar, hace falta algo que la política no parece dispuesta a dar: la voluntad política de transparentar. Transparentar los gastos que maneja este sector privilegiado que administra, con altas cuotas de oscurantismo, los recursos de todos.
Por eso la incómoda transparencia se impone y desata interés cada vez que aparecen gestos que echan luz a los rincones oscuros del dinero público.
Concejales elevan la vara
Los concejales electos por “Políticas por la República” que conforman el bloque “Paraná Futura” inyectaron el virus de la incomodidad que genera la transparencia. Lanzaron su propio portal de Transparencia ( www.paranafutura.com/transparencia ) y pusieron en la vidriera, a la vista de cualquiera que quiera ver:- los sueldos de cada uno de los concejales,
- Los sueldos del secretario de bloque
- Los sueldos de los auxiliares
- los recibos de sueldo con el detalle de cada ítem y
- un apartado especial con los gastos de campaña que tuvieron para alcanzar los escaños que hoy ocupan en el Concejo Deliberante de Paraná.
Simple, fácil, transparente.
Forzar la transparencia
Y sin embargo, esta forma simple de rendición de cuentas de quienes administran fondos públicos, no existe en el concierto de la política. Ya hemos contado en estas páginas que el equipo de Datos Concepción debió lanzar una sección de “Sueldos transparentes” para poner a la vista de todos lo que gran parte de la política quiere ocultar: los sueldos de los funcionarios, legisladores, jueces y fiscales.Y ahora los concejales de Paraná Futura elevan la vara para sus pares, no sólo de la capital entrerriana sino de los concejos deliberantes de toda la provincia que ya no tendrán excusas para seguir ocultando cuánto cobran.
El virus de la transparencia tiene esas cosas: una vez que infecta, no hay marcha atrás con cualquier maniobra preventiva que intente evitar su propagación.
En las próximas semanas, los votantes y contribuyentes de Entre Ríos verán quiénes recogen el guante y se suman a esta ola en la que rendir cuentas no sea la excepción sino la norma de todo funcionario que administre y perciba dineros públicos. El tiempo de la incómoda transparencia ha llegado.
