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Este supuesto de encontrar el conductor, jefe, gerente o dirigente ideal lo vemos con muchísima frecuencia en casi toda la literatura referida al tema de conducción o liderazgo y en ese sentido abundan las definiciones de un jefe o directivo ideal que darían respuesta a esta afirmación.

No es difícil leer en las descripciones de perfiles de conducción las cualidades y aptitudes también llamadas competencias que debe reunir el candidato y que, por cierto, fueron fundamentadas en años de investigación social, de tests, entrevistas y cuestionarios entre otras herramientas, abarcando tanto las responsabilidades en el sector privado como público.

Seguramente nadie diría que no son necesarias esas características. A modo de ejemplo, en una publicación de Entrepreneur destacaron las 22 cualidades que debe reunir un líder o gestor: Enfoque, Confianza, Transparencia, Integridad, Inspiración, Pasión, Innovación, Paciencia, Estoicismo, Análisis, Autenticidad, Apertura de mente, Capacidad de decisión, Ser genuino, Delegar, Positividad, Generosidad, Persistencia, Visión, Comunicación, Responsabilidad e Inquietud, a lo que podríamos agregar Resiliencia, Valor, Empatía, Planificación estratégica y algunas más que sumaríamos de otros estudios.

En una de las revistas de gestión más importantes en idioma alemán habían definido 45 aptitudes claves para un buen liderazgo, sumadas a grados o niveles ¡para cada una de ellas! Imaginemos la ingeniería de software a aplicar para la administración de ese modelo.

Adicionalmente estas cualidades o atributos tienen diferentes interpretaciones y evaluaciones según quién las considere, por lo que definir el perfil ideal pareciera ser un ejercicio al menos dudoso por no decir peligroso para cualquier organización o institución; ejemplos no faltan.

Más allá de no cuestionar que estas definiciones generales pueden ayudar a definir un perfil y que en definitiva estaríamos frente a la descripción de un GENIO UNIVERSAL, situación que se puede describir pero que resulta difícil encontrarla en la vida real y, como bien plantea el Profesor Malik, es uno de los problemas más complejos entre la teoría y la práctica del directivo en cualquier tipo de Institución.

Si bien es interesante seguir filosofando sobre qué es un gestor ideal y, sin desmerecer a los expertos en selección de personal, propongo que nos planteemos cuál es el directivo eficiente y eficaz que una organización requiere y, desde este planteo, preguntarnos cómo hacer para que personas normales generen resultados superiores o excepcionales.

En este aspecto deseo compartir desde mi experiencia y después de haber participado en eventos, seminarios, mantenido ciento de entrevistas, conversaciones y sobre todo de observar diferentes tipos de gestores o dirigentes exitosos, en distintas organizaciones y países alrededor del mundo, que no he descubierto siquiera una característica común que los distinga.

Me he encontrado con ejecutivos y dirigentes exitosos con destacadas carreras universitarias y posgrados en las mejores casas de altos estudios y también con ejecutivos y dirigentes que solo terminaron la formación secundaria pero igualmente exitosos.

Conocí directivos extrovertidos pero también introvertidos y sin embargo ambos con excelente nivel de gestión, personas con aspecto y presencia física destacable y otros que se escondían detrás de una figura intrascendente, algunos muy divertidos y otros terriblemente aburridos; así podría continuar con otras comparaciones pero el desafío es descubrir qué los distingue para ser eficaces y eficientes.

La conclusión más determinante es que lo que importa es lo que HACEN, no lo que SON o lo que DICEN.

En cualquier tipo de organización sean empresas, universidades, hospitales, municipios, fundaciones, solo a modo de ejemplo, lo que realmente importa es el RESULTADO DE LO QUE HACEN. Más adelante profundizaremos en el CÓMO.

Como bien expuse en la presentación de este espacio, la profesión de dirigente/gerente/jefe es con seguridad la que menos formación de base tiene, y a la que todavía hoy poca importancia se le da en los contenidos de las distintas disciplinas de formación, siendo esta profesión sin ningún lugar a dudas la de mayor impacto en nuestras vidas.

De la calidad de gestión dependen nuestras condiciones de vida, la individual, de la familia y de la sociedad en su conjunto. Salud, Educación, Desarrollo, Justicia Social, Innovación, Valor Agregado, Competitividad, es responsabilidad de quienes gobiernan o gestionan.

En las próximas columnas presentaré una serie de conceptos que faciliten entender a la gestión como una profesión y por lo tanto factible de ser aprendida, especialmente en situaciones complejas donde no solo nos preguntemos qué se debe hacer sino también qué sería lo correcto hacer.

Este dilema se observa con frecuencia tanto en la gestión privada como en la administración pública donde son pocos los que se han preparado para gestionar haciendo lo correcto. La diferencia está en que en el sector privado, si no haces lo correcto, te “invitan” a retirarte, y en las dependencias públicas…

¡¡Hasta la próxima!!
Fuente: El Entre Ríos

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