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Las carteras de Salud y Educación de la Nación, presentaron guía de entornos escolares saludables para prevenir la obesidad. El material incluye un conjunto de recomendaciones para establecer criterios nutricionales de alimentación y prohibir la venta de bebidas azucaradas y alimentos altos en azúcares, grasas y sodio en las escuelas.

Un entorno saludable alude a un ámbito de la vida que carece o presenta factores de riesgos controlados y prevenibles, e incluye factores promotores de la salud y el bienestar. Los entornos saludables son el marco para identificar los factores protectores (físicos y sociales) y comprender como estos contribuyen a la salud, la calidad de vida y el desarrollo humano sostenible y sustentable.
En este sentido, desde el marco normativo nacional e internacional, se entiende a la escuela como un marco favorable para asegurar la igualdad de oportunidades, la plena participación y la construcción de ciudadanía, para el pleno uso de sus derechos, constituyéndose en un paso esencial para avanzar hacia sociedades más inclusivas y democráticas.

Las Escuelas Saludables son una línea de acción dentro de la estrategia más amplia de Entornos Saludables, que incluye intervenciones en el entorno para promover y mejorar la salud a nivel poblacional.
Situación epidemiológica de los escolares en Argentina
En 2007 se implementó por primera vez en el país la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE) que evalúa factores de riesgo en adolescentes. Se aplicó sobre estudiantes del país de entre 13 y 15 años.

Dicha encuesta mostró que el 19% de los estudiantes presentaba sobrepeso y un 2,6% obesidad. En 2012 se repitió la encuesta y los datos no fueron alentadores: respecto de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los estudiantes, las cifras se elevaron a 22,7% y 5,9% respectivamente.

En cuanto al consumo de frutas y verduras, los datos de la EMSE 2007 muestran que el 14,4% de los estudiantes dijo haber comido 5 o más veces al día frutas y verduras en los últimos 30 días, mientras que la misma consulta en la EMSE 2012 eleva el porcentaje a 17,6%. El escaso consumo de frutas y verduras desde la adolescencia es un hábito que parece instalarse con cifras aún más alarmantes en la edad adulta. La Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) del año 2013 muestra que tan solo el 4,9% de los mayores de 18 años tienen este hábito diario.

Respecto del consumo de bebidas azucaradas, el 46,9% de los estudiantes las consumió dos o más veces por día durante los últimos 30 días, según datos de la EMSE 2012.

Un estudio realizado por el Programa Nacional de Salud Escolar (PROSANE) en 2019, describe las variaciones de datos antropométricos en una cohorte retrospectiva de 10.961 niños y niñas que fueron controlados en 1° grado (2012) y 6° grado (2017). Los resultados muestran que el sobrepeso aumentó de 21,1% a 26,6% y la obesidad, de 14,5% a 22,7%.

Además, los datos recabados por el Programa SUMAR durante 2016, indican que entre los NNyA que se encuentran bajo la cobertura del programa, el 31,1% tenía sobrepeso y obesidad.
Por otro lado, en escuelas secundarias se analizaron aspectos referidos a la oferta de alimentos en los kioscos y comedores (EMSE 2012). Se observó que:

- En un 80,2% de los establecimientos observados había al menos un kiosco.

- Los alimentos disponibles eran, en su mayoría: Sándwiches de embutidos (jamón, salame, mortadela, etc.), snacks (papas fritas, chizitos, palitos, maní, etc.), galletas saladas y dulces con y sin relleno, barritas de cereal, alfajores/budines/ bizcochuelos, helados, caramelos/chupetines/ chicles, gaseosas regulares, agua saborizada con y sin gas, jugos de fruta envasados.

- 8 de cada 10 escuelas observadas ofrecían gaseosas azucaradas en los kioscos dentro de la institución.

- En más de la mitad de los kioscos (58,6%) había carteles o publicidades de gaseosas.

- El 90,9% de los establecimientos contaban con agua segura, pero sólo el 5,6% de las escuelas incluidas contaba con bebederos en los patios o dispensers de agua segura gratuita.

- El 81% de los adolescentes es inactivo, es decir, no realizó actividad física acorde a lo recomendado por la OMS (al menos 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa todos los días de la semana), (el 78,8% de los varones, 87,6% de las mujeres son insuficientemente activos).

- El 50,3% de los encuestados declaró pasar al menos 3 hs diarias sentado, sin contar las horas que pasan sentados en las clases, que de por si se dictan en posición sedente (el comportamiento sedentario es mayor en mujeres 53,4% que en varones 47,1%)

- Sólo en 1 de cada 4 escuelas se dictan 3 o más clases semanales de actividad física y en la mitad ofrecen actividades extracurriculares.

La Secretaría de Gobierno de Salud ha desarrollado recientemente la Tercera Encuesta Mundial de Salud Escolar, cuyo trabajo de campo finalizó a fines de 2018 y sus resultados estarán disponibles a mediados de 2019. Esta encuesta, se desarrolló en colaboración con UNICEF, UNESCO y ONUSIDA y contó con la asistencia técnica del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos de América (CDC) y la Organización Panamericana de la Salud en Argentina, así como también contó con la colaboración con el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación y las jurisdicciones provinciales para poder concretar su desarrollo.

Asimismo, la Secretaría de Gobierno de Salud finalizó la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2) en marzo de 2019 y sus resultados están previstos para el segundo semestre de 2019.

La información proveniente de ambas encuestas será fundamental para guiar el proceso de elaboración, implementación y evaluación de políticas para mejorar los entornos escolares y prevenir la obesidad en NNyA.

Para la promoción de una nutrición saludable en la escuela, la OMS recomienda:

- Establecer regulaciones para las comidas que se ofrecen en las escuelas, o para los alimentos y las bebidas que se venden en ellas, cumplan con las directrices sobre una nutrición sana.

- Eliminar en entornos escolares el suministro o la venta de alimentos no saludables como las bebidas azucaradas y los alimentos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional.

- Garantizar el acceso a agua potable en las escuelas y los centros deportivos.

Exigir que se incluyan actividades educativas sobre nutrición y salud en el plan de estudios básico de las escuelas.

- Mejorar los conocimientos básicos y competencias de los padres y los cuidadores en materia de nutrición.
- Ofrecer clases sobre preparación de alimentos a los niños y niñas, sus padres y cuidadores.

- Desarrollar la currícula de nutrición y educación alimentaria en colaboración entre los sectores de salud y educación. Capacitar docentes e integrar la educación en nutrición en los contenidos nucleares.

- Usar los jardines y las huertas de la escuela como instrumento para concientizar a los niños y niñas sobre el origen de los alimentos.

- Fomentar la participación de madres y padres y de la comunidad en las actividades educativas.
En cuanto a la promoción de la actividad física en la escuela, la OMS sugiere:

- Acumular un mínimo de 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa todos los días de la semana.

- Ofrecer clases de actividad física u otro tipo de actividad que estimule el movimiento de manera diaria con actividades variadas adaptadas a las necesidades, intereses y capacidades del máximo número de estudiantes.

- Ofrecer actividades extracurriculares que estimulen el movimiento, a través de la articulación con el espacio extraescolar y la comunidad alentar la utilización de medios de transporte no motorizados para acudir a la escuela y a otras actividades sociales.

- Ofrecer acceso a los estudiantes y a la comunidad a instalaciones adecuadas para la práctica de actividades físicas.

- Alentar a los estudiantes, profesores/as, madres, padres y demás miembros de la comunidad para que realicen actividades físicas.

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