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¿Nos duele saber que hace 7 años había unos 343 productores que plantaban 104.000 has en Entre Ríos y hoy son 174 los que plantan 63.000 has y el 62% de estas hectáreas recibe agua de riego de pozo, es la más costosa, y en discusión por estas horas con Enersa por el costo de la energía.

Por Matías Diez *

Si comparamos contra 1999 la caída de área y de productores es aún mayor. Al abordar y analizar “por qué” llegamos a esta situación de crisis deberíamos revisar nuestro pasado y esta historia nos debería ayudar a planificar un futuro distinto y mejor.

Cuando uno revisa las múltiples causas de una crisis sabe que hay factores externos, macroeconómicos y políticos principalmente y factores internos del propio sector y/o gestión de cada empresa, que son los que podemos manejar y/o equivocarnos. En general, los argentinos solemos ser benévolos con los problemas internos y somos de echar la culpa afuera por lo que generalmente revisamos nuestros errores y fracasos; es como que le tenemos miedo a la palabra “fracaso” y hasta que no asumamos que es esto lo que nos pasó en nuestro sector y en alguna medida en nuestra sociedad, no vamos a poder avanzar hacia un futuro mejor. Es por ello que me esforzaré y me detendré en enumerar las causas internas.

Es importante saber que un país no produce algo “aislado” del mundo, por lo que nuestra mirada debe ser enriquecida contemplando otros casos de éxito dentro y fuera del país.

En las causas externas podemos sintetizar que el atraso cambiario y la suba de costos aparejada a esto, sobre todo desde el 2011 al 2015, fue un duro golpe para el sector, en el cual se perdió mucha competitividad y rentabilidad. También se cerró la economía para un sector que al 70% del arroz lo exportaba.

Otro cambio importante en el sector fue el cambio regional de los últimos 7 años, cuando Brasil dejó de ser deficitario en su producción en 1M de toneladas pasando a ser superavitario. Esto sumado a que Paraguay sembraba 50.000 ha en el 2011 y hoy siembra 150.000 ha con 950k. toneladas de producción.

Desde la llegada del nuevo gobierno, si bien hubo intentos de mejorar al sector -se sacaron las retenciones ni bien asumieron-, en el año 2017 impusieron reintegros a la exportación, pero desde septiembre del 2018 volvemos a tener el pésimo impuesto que son las retenciones. Dejando de lado todo este componente macro-fiscal vemos que el principal problema es la fuerte suba de precios de los principales insumos para el riego que son la energía y/o el gas-oil. Además de tener subas de hasta 400% en ellos también es muy grave la falta de previsibilidad de precios, ya que se planta el arroz y no se sabe cuánto le va a subir la luz durante el riego. El riego es el ítem más importante en los costos de producción ya que representa entre un 22% a 25% del mismo.
Por último el otro punto que se ha complicado mucho es la situación financiera de los productores dada la falta de financiamiento público y/o privado para el cultivo: el arroz es un cultivo “caro” que necesita mínimamente para ser sembrado unos usd1.000 por ha. por lo que si asumimos que se siembran 200.000 has se necesitan usd 200 M para plantarlo. Esto es, para sembrar no estamos hablando de inversiones en activos fijos como tractores, cosechadoras, etc.

Además faltan herramientas para realizar la venta del arroz con mejores precios; por ejemplo, en Brasil los productores pueden tomar un seguro con el gobierno que sería como un warrant que le permite vender el arroz en Octubre en vez de Mayo. También tienen un precio mínimo de sostén para no tener márgenes negativos.

Respecto de modelos de éxito creo podemos separar en dos casos:

- en lo comercial lo más exitoso que conocemos es el caso uruguayo que con un arroz de muy buena calidad, con mucha segregación y trazabilidad de variedades para distintos destinos (“nichos”), con mucha seriedad y cumplimiento de las entregas en tiempo y forma desde lo privado y desde lo público, el arroz siempre ha sido muy apoyado financieramente con los bancos estatales. Y los organismos públicos (Senasa, aduana, etc.) han sido fundamentales para abrir nuevos destinos en lo sanitario y en lo comercial. Por ejemplo, Uruguay puede vender arroz a China y nosotros no.

- En lo productivo también Uruguay es un ejemplo, pero acá me quería detener en dos casos paradigmáticos, porque son países del primer mundo que subsidian el arroz. España y USA tienen subsidios importantes para la actividad arrocera, lo cual ha logrado básicamente que el productor arrocero no desapareciera en esos países.

Llegamos a la Argentina y a las causas internas. En mi opinión, se sumaron varias cosas como mencionábamos anteriormente y trataré de enumerarlas:

- La primera es una tendencia a “desfocalizarnos”: el principal objetivo de un productor es la productividad. Acá entran cosas como el poco uso de semilla fiscalizada y sobre todo “cumplir” el Manual de Buenas Prácticas Agrícola sería lo deseable. También quiero recalcar el tema de cómo en el último tiempo se ha ido perdiendo el espíritu de diálogo y cooperativismo entre pares que ayudan, a todo entorno, a hacerlo mejor.

- También es importante el control de costos y en este punto me parece de nuevo importante el cooperativismo, ante la falta de gestión de los productores en este tema y/o el involucramiento de otros asesores para el sector (contable y financiero).

- La suba de los alquileres de los campos, casi siempre propiciada por los mismos productores, que hizo que algunos productores emigrarán a otras provincias o se fueran a otros cultivos.

- Una tendencia de Argentina es hacia una fuerte integración vertical que empezó en el 2007 y hoy es casi de un 70% a nivel nacional. En ER hoy el 38% de los productores planta más de 500 ha y representa el 57% de las has plantadas. O sea, concentración e integración al mismo tiempo. Estos procesos de integración han sido perjudiciales (sobre todo en los casos que también son dueños de los campos) porque competir con estas desventajas para el productor arrendatario ha hecho desparecer los márgenes del productor y de la industria.

Las soluciones desde mi punto de vista son:

- En lo productivo volver a hacer las cosas bien, tener la productividad como una obsesión, con la innovación y las buenas prácticas como mejores aliados. Que haya más cooperativismo tanto en lo productivo como en la gestión de costos tratando de que las chacras arroceras vuelvan a estar en un radio muy cercano entre ellas para mejorar la logística.

- En lo comercial (básicamente exportación) hay que revisar qué necesitan nuestros clientes y sembrar las variedades que pide el mercado por medio de una alianza “win-win” con el productor.

- Desde el gobierno la urgencia está en solucionar el tema riego y establecer reglas claras para asistir financieramente a este cultivo. Una vez solucionado esto, determinar al arroz como una economía regional, medir su aporte y contribución a las regiones donde se planta y establecer esquemas de subsidios si ello fuera necesario, priorizando el desarrollo de los pequeños y medianos productores.

(*) Ex productor, industrial y trader de arroz
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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