La ludopatía es una patología que consiste en la alteración progresiva del comportamiento por la que el individuo experimenta una necesidad incontrolable de jugar, por encima de cualquier consecuencia negativa. Está reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud y por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). La ludopatía se produce en los juegos de azar que tienen capacidad adictiva, que son aquellos en los que transcurre poco tiempo entre la apuesta y el premio conseguido.

La ludopatía sea una adicción que no tiene como referencia material una sustancia consumida, el ludópata presenta los mismos rasgos que un adicto:

- Repetición de una conducta o acción que resulta placentera y aumento de su frecuencia para obtener los efectos deseados. Diferentes sustancias químicas, como la dopamina y las endorfinas, actúan como estimulantes y refuerzan las conductas patológicas.

- Pérdida de control de la persona derivada del fallo de los mecanismos cerebrales de inhibición de la conducta .

- Aparición del síndrome de abstinencia si se interrumpe el hábito.

Como suele ocurrir con otras adicciones, son las personas que están alrededor del adicto (familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.) las primeras en darse cuenta de que hay un verdadero problema. Mientras tanto, el jugador patológico continuará negando que algo vaya mal.

El sitio psicoactiva.com, algunos de los síntomas característicos suelen ser:

- Preocupación frecuente por jugar o por obtener dinero para jugar,

- Con frecuencia se juega más cantidad de dinero o durante más tiempo que el que había planeado,

- Existe la necesidad de aumentar la magnitud o la frecuencia de las apuestas para conseguir la excitación deseada,

- Intranquilidad o irritabilidad cuando no se puede jugar,

- Pérdidas repetidas de dinero en el juego y vuelta al día siguiente para intentar recuperar

- Esfuerzos repetidos para reducir o parar el juego

- Con frecuencia, el juego tiene lugar cuando se espera que la persona esté cumpliendo sus obligaciones sociales o profesionales,

- Sacrificio de alguna actividad social, profesional o recreativa importante para poder jugar,

- Mantenimiento del juego a pesar de la incapacidad para pagar las deudas y a pesar de los problemas sociales y profesionales originados por el juego.

Tipos de jugadores


Parece útil distinguir diferentes tipos de jugadores de acuerdo con las conductas que lleven a cabo. Según este criterio se proponen los siguientes:

Jugador social

Es el que juega ocasional o regularmente, lo hace por entretenimiento, satisfacción o en el marco de una interacción social, por ocio o placer, pero tiene un control total sobre esa conducta y puede abandonarla o dejar de emitirla cuando lo desea. Esta habilidad parece ser una combinación de tres factores (Custer, 1984): 1) el resultado de las apuestas no influye en la autoestima personal; 2) otros aspectos de la vida son más importantes y reforzantes, y 3) raramente se experimenta una gran ganancia (ganancias y pérdidas son generalmente modestas). Los jugadores patológicos poseen justamente las características opuestas.

Jugador profesional

Lo característico en estos casos es que el juego es una forma de vida, es decir, una profesión. Participan en juegos donde es importante la habilidad (por ejemplo, en las cartas, en el billar, etc.) o hacen trampas para ganar. Son personas que apuestan tras realizar un cálculo ponderado y no llevados por la pasión.

Jugador problemático

Lleva a cabo una conducta de juego frecuente o diaria, con un gasto habitual de dinero que en alguna ocasión, por excesivo, le acarrea problemas, pero que no llega a la gravedad del jugador patológico. Tiene menos control sobre sus impulsos que el jugador social, y el aumento en la regularidad del juego le exige gastar con mayor intensidad y un mayor tiempo de dedicación, aunque suele atender regularmente a su familia y trabajo, llevando una vida normal. Se les considera personas con alto riesgo de convertirse en jugador patológico.

Jugador patológico

Se caracteriza por una dependencia emocional del juego, una pérdida de control con respecto a éste y una interferencia con el funcionamiento normal de la vida cotidiana. El resultado es un juego descontrolado que responde a las siguientes pautas:

a) una frecuencia de la conducta de juego y/o inversión en tiempo y dinero extraordinariamente altas;

b) la apuesta de una cantidad de dinero superior a la planeada;

c) los pensamientos recurrentes y el deseo compulsivo de jugar, sobre todo cuando han perdido;

d) la necesidad subjetiva de jugar para recuperar el dinero perdido, y

e) el fracaso reiterado en el intento de resistir el impulso de jugar. Desde una perspectiva cognitiva, el optimismo irracional y el pensamiento supersticioso son distorsiones cognitivas presentes en los ludópatas.

Fases en el desarrollo del juego


Según Custer (1984), el desarrollo del juego patológico sigue un patrón uniforme. El juego suele comenzar habitualmente en la adolescencia, aunque puede hacerlo en cualquier edad, transcurriendo desde las primeras apuestas hasta la pérdida total del control un promedio de cinco años (con límites entre uno y veinte años). El jugador pasa entonces por tres fases:

- Fase de ganancia, al principio, se dan frecuentes episodios de obtención de premios, que llevan al jugador a una mayor implicación en el juego y a creer que es un jugador excepcional. Tales ganancias le producen una gran excitación y expectativas de que puede aún ganar más dinero. En esta fase puede mantenerse desde varios meses a varios años.

- Fase de pérdida. Dado el optimismo que caracteriza al jugador en la fase previa de ganancia, con el objetivo de conseguir mayores premios cada vez arriesga más, pero comienza a perder dinero, perdiendo tanto más cuanto más apueste. Una vez que la persona se ha hecho jugadora habitual, el factor más importante que va a posibilitar que se convierta en jugador patológico es su accesibilidad al préstamo. Se produce el fenómeno de "caza" consistente en que el jugador cada vez juega más para intentar resarcirse de sus deudas y cada vez pierde más y éstas son mayores. Ahora ya no juega para ganar sino para recuperar lo perdido. Préstamos, sueldo gastado en juego, pequeños robos o estafas, relaciones familiares y laborales deterioradas son algunas de las consecuencias que siguen, y que van a agravar más aún el problema al no conseguir dinero y perder el que ha conseguido ya in extremis. Aquí es cuando el jugador se ve obligado a descubrir o confesar su problema a la familia, amigos, etc., y decide, e incluso promete que va a dejar de jugar. Esto dura poco tiempo y pronto, una vez conseguido dinero, vuelve de nuevo a jugar.

- Fase de la desesperación. En esta fase el juego alcanza gran intensidad en el jugador, viviendo éste sólo para jugar. Se despreocupa totalmente de la familia, amigos y trabajo. Esto exige aumentar los riesgos, verse implicado en mayores problemas financieros y legales. En este punto, la gran mayoría de los jugadores patológicos ya han perdido su trabajo. Se les incrementa el nerviosismo e irritabilidad, tienen problemas de sueño, comen poco y su vida les resulta poco placentera. Se sienten psicológica y fisiológicamente agotados; en suma, desesperados. Todo esto produce en el jugador un estado de pánico ocasionado por sus enormes deudas, el deseo de devolver el dinero rápidamente, la alienación de su familia, cuando no ruptura o divorcio, y amigos, el desarrollo de una reputación negativa, problemas de depresión o ideas de suicidio y un deseo nostálgico de recuperar aquellos primeros días de ganancia en la primera fase. En este punto percibe pocas alternativas: el suicidio, la cárcel, escapar o buscar ayuda.

Recientemente, Lesieur y Rosenthal (1991) han añadido una cuarta: fase de la desesperanza o abandono. En ésta los jugadores asumen que nunca podrán dejar de jugar. Incluso sabiendo que no van a ganar siguen jugando; precisan jugar por jugar, juegan hasta quedar agotados. El pronóstico en estos momentos es muy negativo, pues a sus conductas de juego compulsivo se une el convencimiento de que es inútil hacer nada para intentar solucionarlo.

Encuesta


El 17 de febrero se conmemora el Día Internacional del Juego Responsable, por eso el IAFAS (Instituto de Ayuda Financiera a la Acción Social) propone responder un breve cuestionario orientador sobre la presencia o no de alguna problemática relacionada a los juegos de azar. Fue elaborado por profesionales de Prevenjuego, en base a los criterios de juegos patológicos de DSM-5, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, American Psychiatric Association. Aunque no implica un diagnóstico clínico, el cuestionario tiene valor orientador y, según el resultado, podría ser el estímulo para la búsqueda de ayuda profesional.

Quienes realicen la encuesta estarán aportando información –anónima- para la elaboración de estadísticas sobre juego responsable en la provincia.

Puede completarse y realizar su envió ingresando a www.iafas.gov.ar

A continuación, transcribimos las preguntas:

1- En el último período, ¿has aumentado el tiempo destinado al juego? *

SI

NO

2- ¿Has intentado dejar de jugar y no lo has logrado? *

SI

NO

3- ¿Has aumentado la cantidad de dinero apostado a lo largo del tiempo? *

SI

NO

4- En alguna ocasión ¿has usado dinero para jugar con el que debías afrontar otros gastos? *

SI

NO

5- Después de perder, ¿has regresado tan pronto como fuera posible para intentar recuperar el dinero? *

SI

NO

6- Cuando estás atravesando problemas personales o situaciones de estrés, ¿jugás para evadir esas realidades? *

SI

NO

7- ¿Pasás mucho tiempo pensando en actividades relacionadas al juego (por ejemplo planeando apuestas o preocupado por cómo obtener dinero para jugar)? *

SI

NO

8- ¿Has negado, ocultado o minimizado tu forma de jugar ante personas allegadas? *

SI

NO

9- Si pasas varios días sin ir a jugar, ¿tu conducta se torna impaciente? *

SI

NO

10- ¿Has descuidado relaciones familiares, trabajo o estudio a causa del juego? *

SI

NO

11- ¿Has pedido dinero prestado que no has podido devolver a causa del juego? *

SI

NO

Si respondiste afirmativamente de 3 a 5 respuestas, se podría sugerir la presencia de juego problemático o inmoderado. En este caso, se recomienda ponerse en contacto con Prevenjuego.

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