Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Un joven profesional me planteó las dificultades que tenía con su jefe, básicamente por el modo de ser y cuánto estrés le generaba esa relación. Sobre todo porque le había perdido la confianza y sus emociones lo impulsaban a renunciar y buscar otro empleo; sin embargo, la organización era muy atractiva para aprender y construir un desarrollo profesional altamente calificado. Un dilema doloroso aún sin resolver, me confesaba.

Este tipo de situación no es infrecuente en las organizaciones, cualquiera sea el objeto de las mismas. Se genera un clima de trabajo que lamentablemente no contribuye a un ambiente motivador.

Uno de los principios de la gestión como profesión se refiere justamente a la CONFIANZA, a la confianza recíproca como base necesaria para desarrollar un clima de trabajo adecuado.

Todos los líderes cometen errores; incluso aquellos a quienes se los cataloga de ser los mejores también cometen graves errores. Por ello es tan importante la confianza mutua, porque en el marco de confianza los errores se asimilan y se soportan, tanto los del jefe como los de los colaboradores, y más allá del mal humor, frustración o conflictos que se originen, en el marco de la confianza se buscan las soluciones.

El problema es cuando nos encontramos con personas que jamás reconocerán sus errores y que además ejercen funciones de conducción especializándose en pasar los “muertos” a otros.

Si bien he sostenido en columnas anteriores que el estilo de conducción no es importante en tanto se alcancen los resultados de gestión esperados, existen casos o situaciones que contradicen mi afirmación anterior. Una actitud llena de soberbia afecta a cualquier relación de trabajo y las consecuencias se perciben rápidamente.

Francisco Rubio Bermejo definía que:

“LA SOBERBIA ES LA RABIA DEL IMPOTENTE”

Reafirmando de algún modo lo que 1000 AC definía de manera brillante Salomón:

“CUANDO MEZCLAS IGNORANCIA Y SOBERBIA, OBTIENES UNA INCREIBLE DOSIS DE MEDIOCRIDAD”

Otra conducta nociva en la relación de trabajo es el cinismo con el cual algunos líderes actúan. Imposible crear un ambiente de confianza; destruyen cualquier posibilidad de integración, de cooperación y de crecimiento como seres humanos.

Ninguna organización sobrevive a la soberbia y al cinismo. Es necesario designar o elegir líderes íntegros, esos que creen en lo que afirman y actúan en consecuencia, como sostiene muy bien el profesor Malik. Transmitir consistencia y previsibilidad.

Además de la integridad en el carácter, otra condición que facilita el buen clima laboral son los buenos modales. No se necesita ningún seminario ni capacitación especial para los buenos modales; buen día, por favor, muchas gracias, son algunos ejemplos.

Sin embargo, no es infrecuente que nos enfrentemos con líderes que vociferen y griten a sus colaboradores, los maltraten verbalmente. No es necesario aclarar que a este tipo de conductor se le pierde el respecto casi instantáneamente y que jamás podrán alcanzar un buen clima de trabajo.

Reitero, no es necesario hacer un curso de Protocolo y Ceremonial para los buenos modales, pero sí es imprescindible que toda organización exija que se cumplan.

Una situación que suele acontecer en las relaciones de trabajo y que personalmente he experimentado es cuando quien nos dirige tiene conductas típicas de un psicópata.

Algunas de esas características son:

Descalificar – Ridiculizar - Acusar

Humillar - Despreciar – Manipular

Superficialidad – Simulación – Sin escrúpulos

Sin culpas ni remordimientos – Control de todo

Falta de empatía – Extrema autovaloración

En estos casos, no es posible un ambiente de confianza donde prime el compromiso y la cooperación.

En algunas pocas organizaciones existe la posibilidad de intentar un cambio de sector; en otras, solo cabe renunciar y, por último y más doloroso, soportar o aguantar hasta que la organización expulse al “jefe psicópata”. En el sector privado se da más rápido.

En esta oportunidad, no haré ninguna vinculación con las organizaciones e instituciones públicas.

Puedo imaginar que al lector no le resultará difícil identificar dirigentes o líderes políticos con algunas de estas características, ni en el pasado ni en el presente.

El poeta George Herbert of Chebury alguna vez escribió:

“CUANTO MAS ALTO SUBE EL MONO, MÁS MUESTRA LA COLA”…
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario