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Dicen que en cuestión de nombres no hay nada escrito. Aunque también se diga que hay gustos que merecen palos. Como lo suponíamos que era también en el caso de los nombres, que es precisamente lo que veo que sucede entre nosotros, si de la aplicación de ambos refranes a la vez.

Imaginen que aquí se aplique el nombre de Eclipse a una niña. Al menos en los Estados Unidos, en donde en una pequeña localidad en la nación profunda, una recién nacida que desde antes de nacer la madre estaba decidida a llamarla Violet, la terminó bautizando con aquel nombre, atendiendo a la circunstancia su nacimiento se produjo en el momento en que precisamente se generaba el fenómeno celeste.

¿Qué es lo que aquí habría pasado en ese caso? En apariencia nada, ya que existe entre nosotros una libertad amplísima en ese ámbito. Aunque se hace presente una pequeñísima duda. Dado que “el” eclipse es masculino. Y se puede, con la sensibilidad extrema existente en materia de géneros, considerar la niña tendría nombre de varón. Que para colmo de males podría ser considerado una expresión de supremacía machista, si se llegaba a sospechar que de esa forma se buscaba eclipsar a una mujer (¡¡!!).

En Francia, en tanto, se vivió otra clase de problemas. Donde la justicia francesa prohibió la utilización de la letra eñe (Ñ) en el nombre de un bebé. Dado lo cual quien había sido bautizado como Fañch, pasó a llamarse Fincha. Todo ello porque el tribunal consideró que Fañch, una palabra de origen bretón, no está reconocida en la lengua francesa.

Por lo visto, los bretones no son como los vascos o los catalanes o nuestros mapuches. Porque en Gran Bretaña solo se dio la presencia de un comunicado del Consejo Cultural, señalando que “aunque haya desaparecido hoy de la escritura francesa normalizada, formó parte de los genes de la lengua francesa y está viva en las tradiciones escritas como las bretonas y vascas, lenguas patrimoniales reconocidas por la Constitución".

Después de lo cual me dije: “y yo que hacía tanto lío porque en la familia hubo una vez un pariente con mi mismo nombre, al que mi madre quería tanto”.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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