Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Debemos admitir públicamente haber cometido un error no menor. Consecuencia el mismo –algo que no lo hace por otra parte disculpable- de la mirada crítica de naturaleza inquisitiva, que por una desviación profesional, hacemos de nuestro entorno.

Estamos aludiendo a no haber leído con buenos ojos, aunque a decir verdad tampoco con malos, sino casi con indiferencia, una gacetilla de la Municipalidad de Colón, en la que se hacía referencia al hecho que personal de esa institución “realizaba tareas de bacheos en las calles de la ciudad”. Luego de lo cual, no pudimos menos que preguntarnos cuál sería la reacción de los vecinos ante esa noticia.

De allí que nos pusimos a reflexionar acerca de los distintas respuestas que el hecho provocaba y su vinculación con la personalidad de quienes las hacían suyas. Ya que se sabe, que según alguien dijo (que no es Lito Nebbia), nada es verdad ni mentira, sino que todo es cuestión del color del cristal con que se mira.” Y fue así, que habrá habido un vecino plácido quien se dijo para sí, “que bueno, era hora que se acordasen no solo de las pobres calles, sino de los más sacrificados conductores y pasajeros de los vehículos que deben transitar en ella”. También que no faltará, quien de larga memoria y de ojerizas vivas que rumiara “hagan lo que hagan no podré sacarme de la cabeza el desastre que fue la administración anterior”. Ni tampoco el insidioso que, al leer la gacetilla, habrá pensado ¿“Y después de eso, qué podemos esperar? siendo que esas mismas calles también son barridas con entusiasmo cívico por personal municipal…”

Todo lo relatado quedó en nosotros algo que después hemos comprendido no era otra cosa sino “un estado de espera”. Es que lo fue, cuando nos dimos cuenta de lo que en principio nos pasó desapercibido, por considerarlo como una obviedad más. Cual es que en “tiempos de vacas flacas” como los actuales, en las que no existen recursos para encarar grandes proyectos, lo que se debe esperar de toda administración pública, es que hagan las cosas que están a su alcance de la manera que corresponde. Partiendo del presupuesto que se actuará con honradez y buena predisposición hacia los administrados. Y qué, de allí en más, actúen en el cumplimiento de las tareas a su cargo, como lo haría la mejor madre de familia. Es decir de una manera incansablemente puntillosa, o sea no dejando nada a medio hacer, o lo que es peor dándose por cumplido con una hechura defectuosa. Poniendo cuidado en la utilización de la maquinaria y útiles a su cargo. Dando presta respuesta a los requerimiento y reclamos que se les formule. Sin desentenderse de los vecinos necesitados de algún amparo.

Y llevando a cabo todas esas “micro-realizaciones”, o sean esas pequeñas obras que, sobre todo exigen ingenio creativo y ganas de hacer las cosas, y que sin embargo tan importantes son para cambiar la existencia cotidiana del vecindario. Es decir, todo lo contrario a lo que parece suceder, a juzgar por lo que no solo se sabe escuchar sino también ver. En lo cual debe encontrarse algo más que mera trivialidades. Ya que de actuar de esta forma en los actuales tiempos de dificultades, se lo hará mejor todavía cuando este tiempo aclare. Como lo hemos proclamado más de una vez, así de fácil, así de difícil.

Enviá tu comentario