Situaciones como esas es de aquéllas que no deben producirse, sino que deben merecer convertirse en una verdadera onda expansiva informativa, ya que se trata de cuestiones de que en toda la provincia se esté en condiciones de enterarse, de manera que desde el gobierno se tomen recaudos para que no sucedan cosas parecidas, al mismo tiempo que se les dé pronta respuesta a los afectados con los cuales todos deberíamos manifestarnos solidarios (leer al respecto nuestra nota editorial). Ya que situaciones como éstas no deben presentarse, dado que en teoría al menos, todos los edificios, incluyendo los edificios públicos, y entre ellos los escolares, entran en la categoría de los “bienes durables”, algo que no ocurre en este caso.
De allí la pregunta de nuestro encabezado, que hace mención al número de situaciones semejantes. Porque todo lleva a presumir que entre nosotros una situación de este tipo no es una excepción y si la regla. Al menos para los colonenses, que sabemos no de una, sino de varias situaciones parecidas, una de ellas (el edificio derrumbado de una escuela) de gravísima entidad, de la que nos gusta de vez en cuando volver a traerla a la memoria, de manera de buscar mantenerla como una herida abierta y sangrante. Porque llegará un día, que atendiendo a este tipo de acontecimientos y comprendiendo su significado y lo que importa, estaremos en condiciones de dejar de ser un “país volátil”, en lo que resulta la manera más generosamente pintoresca de caricaturarnos. Porque con hechos nimios como ese, y otros de mayor trascendencia a los cuales miramos con igual indiferencia, no es del todo descartable llegar a pensar con alama el peligro de que lleguemos a convertirnos nada más que en una caricatura de lo que pudimos ser y no quisimos.