Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Según me dicen, a lo largo de mis divagues, mi carácter se vuelve, por decirlo de algún modo, inescrutable. Es que, según se me dice, no se puede saber cuando hablo en serio y cuando lo hago en broma; que a veces me muestro enojado y al rato poniendo de manifiesto una simpática actitud dicharachera, yendo siempre de una cosa o otra aparentemente extraña, que vendría a hermanarme con un turco perdido en la neblina. Y esto en el caso que haya alguno; porque en mi caso, la verdad es que no conozco ninguno.

Por mi parte, no me reconozco en quien pinta de ese modo, porque por mi parte pienso que todas esas contradicciones y fluctuaciones, como ese sentido ambiguo de mis decires, no son en realidad mis rasgos, sino los de esta complicada realidad en la que se sobrevive como se puede.

Está claro que a veces me siento molesto. Y creo que con razón. Como ahora el escándalo que se ha armado, y al que seguramente no habrán prestado la atención debida, no acerca de la manera de llegar a fin de mes, que si es una cosa seria, sino por la muerte que no se sabe si ha sido homicidio o suicidio de una meretriz de alto vuelo -el auto calificativo fue suyo, y manifestado en forma más grosera- y que fuera de morirse, la pobre, lo más importante que hizo además de concebir a un hijo, fue haberla encarado fuerte a doña Mirtha en uno de sus almuerzos, al que sabe solo Dios por qué la había invitado.

Mientras al parecer sigue dando que hablar otra cosa verdaderamente seria por lo costosamente desvergonzada que es, cual es el número de asesores remunerados y no honorarios, por supuesto, con el que cada miembro del Congreso de la Nación ingresa a ocupar su banca, colgado de sus faldones. Y a la cual seguirán la mayoría aferrados a lo largo de su mandato hasta que el mismo concluya, con algunas bajas que escrupulosamente darán motivo a su reemplazo en cada caso.

Ahora al parecer la cosa se ha puesto fiera en el Senado de la Nación, donde se sabe -aunque lo que ocurre se ha venido acallando en los medios, a diferencia de lo que sucede con esos no se de qué nacionalidad que han entrado al país con pasaportes truchos, y sorpresas de las sospesas, lo que se dice casi enseguida han sido descubiertos en falta y apresados- se están sacando chispas dos senadores, el cineasta porteño Pino Solanas y el viñatero sanjuanino Basualdo, en una competencia feroz en la que buscan demostrar cuál de los dos es el que cuenta con más asesores para cumplir su función de senadores.

Una competencia que huele, como dije, a desvergüenza y escándalo, y que todo hace pensar que tendrá un final de bandera verde, porque contando hasta el momento cada uno de los dos más de 60 asesores -con ventaja de cinco, según se rumorea, para Solanas- ahora el desafío consiste en ver cuál de los dos es el que llega primero a los cien, número tope que ellos solos se han fijado.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario