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La Nación publicó una nota de opinión del dirigente rural y actual senador nacional por Entre Ríos, que buscará retener su banca en la cámara alta en las elecciones del 27 de octubre. En su editorial, hace alusión al “aislamiento internacional” del kirchnerismo y pone de relieve la política exterior de Cambiemos.

Tras casi dos décadas de negociaciones, la Argentina y la República Popular China firmaron un histórico acuerdo que nos permitirá venderle a la potencia asiática harina de soja, el producto estrella de nuestro complejo sojero. Esto contribuirá a seguir ampliando y diversificando nuestra oferta exportadora.

Hay que destacar que China prácticamente no importa harina de soja ya que compra el grano para procesarlo. Hasta el momento, sólo le vendíamos a China porotos y aceite de soja. Ahora, seremos el principal país en venderle harina a quien es el mayor consumidor mundial de proteína vegetal para alimentación del sector ganadero.

Este logro es también un orgullo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), organismo que logró un acuerdo sanitario de tipo inédito con China, que nos comprará la harina de soja sin inspección previa tras el acuerdo. Está previsto que, recién al cabo de dos años del primer embarque, los inspectores chinos visiten las plantas productoras en Argentina. Esto es una prueba contundente de la confianza mutua que hemos construido entre ambos países.

La apertura de la harina de soja se suma a muchísimos otros productos que China nos empezó a comprar durante la gestión de Mauricio Macri, el presidente que reinsertó a la Argentina en el mundo. Además de la soja y sus derivados, comenzamos a exportar a China, nuestro segundo socio comercial, carne vacuna, aviar, porcina, frutas finas y pescados, entre otros productos alimenticios de enorme potencial en el mercado chino y asiático, en general.

Todo esto ha sido posible gracias al modelo de inserción inteligente del presidente Macri, quien con una mirada aperturista, moderna y federal nos liberó del aislamiento internacional en el que nos había sumergido el kirchnerismo. Está claro que Argentina tiene todos los recursos materiales y humanos para convertirse en el supermercado de las clases medias asiáticas y europeas en el Siglo XXI. Y esto se traducirá en más desarrollo y trabajo para la gente nuestras queridas provincias.

El campo argentino, ese motor imparable e incasable de nuestra economía, sigue haciendo historia de la mano de Mauricio Macri.

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