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¿Por qué me puse a pensar en piyamas? No fue por habérseme presentado la duda que decirlo de esa manera en nuestra lengua, es una forma incorrecta de referirse a los pijamas -con jota en lugar de y griega-, ya que en tiempos escolares me enseñaron que se puede decir de las dos formas, aunque por acá usamos la primera.

Tampoco se me pasó por la cabeza preguntarme por qué antes hombres y mujeres, los dos usaban camisón, prenda que cayó en desuso para los hombres y que ahora es usual que usen las mujeres, aunque los hombres no han vuelto al camisón.

Recordé entonces que antes me pasó por la cabeza eso de los “pijamas party”. Algo que es correctísimo llamar así, porque según escuché decir a mi tío, pijama viene de la palabra inglesa “pyjamas”, que a su vez llega del persa en cuyo idioma quiere decir “prenda de pierna”, algo que a mí me lleva a deducir con mi mente, que además de todo lo que saben es detectivesca, que es porque se la ponían los hombres para dormir, ya que de día, aunque no estoy seguro porque puede que los esté confundiendo con los turcos, usaban babuchas.

Fue allí que me di cuenta que hablar de “pijamas party” no era mezclar el español con el inglés, sino que fue en su tiempo el nombre de un programa de entretenimiento televiso, que terminó convirtiéndose en una reunión de chicos que todavía no están para cosas de adultos, y se reúnen en la casa de uno de ellos en tempranas horas de la noche para aprender, como se dice, a socializar. Por mi parte diría para apurar la pubertad, ya que no entiendo qué lleva a que una chica veinteañera, suene como una vieja.

La asociación de ideas se iba haciendo complicada hasta que en un momento dado se me encendió la materia gris. Lo que pasa que anoche entre sueños escuché que un colegio de Buenos Aires fue cerrado por el rector que además impidió que se dieran clases, alarmado por haberse anoticiado que los alumnos iban a hacer un “pernoctazo”.

Un pernoctazo, ¡sí! Vaya palabrita o palabrota. Al principio no entendí nada, pero cuando paré la oreja me enteré que eso significaba que los alumnos no iban a volver a sus casas, sino que iban a quedarse toda la noche en el colegio, se supone que a dormir. ¡Un pijama party de categoría premium! Los padres mudos y el director, con miedo fuera el preludio de una toma por tiempo indefinido, que reaccionó con rapidez inusitada en un funcionario de este tipo.

De cualquier manera una frustrada maravillosa idea, la del pernoctazo. En cualquier momento la imitan maestros y maestras, profesores y profesoras, dejando inquietos no a sus padres sino a sus respectivos esposos. ¿Cómo no se les ocurrió la idea al personal de Aerolíneas hacer algo igual con la variante de invitar a todos los pasajeros frustrados de manera que la pasen bomba? Y ¿para cuándo el gran pijama party nacional? Nada de sorprenderse ni reírse, porque al paso que vamos…
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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