Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Bloqueo en acceso secundario a V. Elisa
Bloqueo en acceso secundario a V. Elisa
Bloqueo en acceso secundario a V. Elisa
Es sabido que un lugar especialísimo entre las funciones que deben cumplir las municipalidades, lo ocupa el de dar respuesta a las demandas de los vecinos del municipio en materia de obra pública.

La cual, a la vez, da cuenta de dos vertientes principales cuales, por una parte, son las obras que se llevan a cabo para que sus habitantes puedan utilizarlas; por lo cual deben ser construidas y mantenidas buscando que su uso no solo no se vea dificultado, sino que resulte lo menos problemático posible para todos ellos. Por otra parte, están otras obras de infraestructura, que no son de uso directo por parte de los vecinos, sino las cuales están destinadas a que se puedan prestar servicios que los vecinos reclaman.

Ejemplos del primer tipo de obras lo tenemos, entre otras, en las obras vinculadas con la habilitación y mantenimiento de calles y caminos. Mientras, de la segunda, son ejemplos las redes de distribución de agua corriente, el sistema de desagües cloacales y también de los pluviales.

A su vez, la situación de emergencia en la que vivimos, ha hecho -y ello, al menos, en el caso de algunos municipios del Departamento Colón- que las municipalidades se hayan mostrado asombrosamente diligentes y al mismo tiempo eficaces, en trabajos de “amurallamiento” de sus respectivos núcleos urbanos, en una exhibición de dotes de funcionarios y personal hasta el momento, en una gran medida al menos, insospechada.

Es así como, en tiempo récord -el que, por otra parte, es lo que correspondía-, se ha procedido a lo que pomposamente llamamos ahora “amurallamiento” -como se ve, venimos a dar más realce a lo que, en una nota anterior, designábamos de una manera humilde como “acordonamiento”- de esas plantas urbanas, mediante la construcción, de extensos y de significativa altura, montículos de tierra, que si no llegan a ser murallas tal cual las hemos designado, al menos cabe considerarlas como verdaderas “trincheras”.

Es lo que se hecho en la mayor parte de los caminos de acceso a esas localidades, de manera de orientar la circulación a unas pocas “puertas” habilitadas para la circulación de vehículos y personas, en las cuales existen “retenes”.

De allí que dejan de ser razonables los dichos de muchos vecinos; los cuales, partiendo de la base de la eficacia mostrada por el personal municipal a la hora de levantar cerramientos, esperan que de aquí en más se pongan los mismos bríos en la reconstrucción -porque ese es el caso de muchas de ellas- y mantenimiento de calles y caminos, cuyo estado y no solo de ahora, es verdaderamente deplorable.

Por nuestra parte, en un intento de mirar los cosas desde una mayor altura que sea el nivel del terreno, se nos ha ocurrido pensar acerca de esa rara inclinación nuestra puesta de manifiesta con la facilidad y eficacia demostrada a la hora de levantar muros e implantar barreras entre nosotros; en contraste con la dificultad para construir puentes - bueno es recordar que el “pontífice” era el nombre latino del “constructor de puentes”- que faciliten la interacción y los acuerdos entre vecinos y con quienes lo son.

Es que en lugar de hacerlo, pareciéramos no importarnos que se rompan, cuando no se da el caso que contribuyamos a hacerlos. Un ejemplo de ello lo tenemos en dos puentes inutilizados en la zona sub rural de San José desde hace tiempo.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario