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El reclamo de las familias binacionales
El reclamo de las familias binacionales
El reclamo de las familias binacionales
Esa es la impresión que provoca a los vecinos de las ciudades ubicadas sobre el río Uruguay, con sus puentes convertidos, inexplicablemente, a esta altura de la emergencia sanitaria, en barreras, en algunos casos cerradas y en otros entreabiertas.

Interpretamos la situación que se vive en las localidades de Concordia y Salto, Colón y Paysandú, y Gualeguychú, conformando un cuadro de situación, que de contener algún error, del que por otra parte nos disculpamos, es consecuencia de lo enrevesado de las regulaciones en la materia, y que describimos de la siguiente manera.

En la que empezamos señalando que en el caso de los viajes desde Buenos Aires, a la otra orilla, pueden hacerse en los transbordadores de Buque Bus, partiendo del presupuesto de que todo el que va a viajar cuenta con la vacunación completa contra la peste, firmando una declaración jurada y haberse sometido a un testeo, que por el hecho de tener que ser pagado por quién lo solicita, se transforma por su costo, no menos duplicado por el hecho de que debe hacerse tanto al salir como al reingresar del país, más una limitante económica , la que es a su vez una barrera sanitaria.

Aludiendo a la situación que se da en nuestro río, debemos señalar que en líneas generales, cumpliendo las mismas exigencias, que los que pueden ir y volver de Buenos Aires cumpliendo las exigencias antedichas, se da una curiosa circunstancia, que suena –al menos en apariencia- irracional.

Es que de Gualeguaychú a Fray Bentos, se puede cruzar el puente “para ir” al Uruguay. Pero no “para volver” desde allí para aquí, ya que en este caso hay que hacerlo subiendo al transbordador de Buque Bus, de los que salen desde puertos uruguayos –un servicio que no es gratis, como lo era en un principio el testeo obligatorio, cuyo costo estaba inicialmente a cargo de la empresa, hasta que de buenas a primeras dejó de serlo. O marchar hacia Salto, a donde se debe tener el cuidado de llegar “antes de media tarde”, porque a esa altura del día se cierra el portón, y se debe “hacer noche” en esa ciudad.

En cuanto al caso de Colón, según la información que se nos ha suministrado se puede “ingresar a Paysandú”. Pero para volver se hace necesario “hacerlo por Salto”. Siempre contando con certificado que acredite la vacunación completa y seguro contra un hipotético contagio por la peste y un solo hisopado. Ello como se ve a un costo no ya sólo “desalentador”, sino lisa y llanamente prohibitivo.

Dicho de otro modo, y a manera de síntesis: se puede ingresar a Uruguay por los tres puentes, con los requisitos sanitarios (PCR negativo, Vacunas y declaración jurada). En cambio, para ingresar a la Argentina desde el Uruguay, solo se puede cruzar por Salto Grande.

Ante una situación así caracterizada, no faltará a quien se le ocurra barajar la hipótesis –sobre todo en nuestro caso que somos tan afectos a desconfiar de la existencia de “curro” y a fabular con imaginarias conspiraciones- que todo el esquema está concebido para el beneficio de aquella empresa naviera, la que puede moverse a sus anchas por ese gran estuario con sus navíos en un modo que da la impresión de ser suyo; y de rebote también para las líneas aéreas de carrera. Sin olvidar el beneficio, nada marginal, de quienes se encargan de realizar testeos, que debieran en ambas orillas estar a cargo de personal idóneo estatal, y ser gratuito si se tiene en cuenta que ambos Estados –o por lo menos sería el caso del nuestro- estando como estaría siempre presente, no deja nunca de cuidarnos.

A su vez la limitante económica, presentada como una virtual barrera sanitaria, no habrá quienes, dado su inclinación a pergeñar la elucubración descripta, inclinarán su diagnóstico al propósito de comerciantes de las localidades del vecino país, a poner obstáculos al tráfico intervecinal de bienes y servicios, dado la abismal diferencia en el valor de nuestras respectivas monedas, la que jugaría en su contra.

Apartados de esos diagnósticos conjeturales, existe una realidad incontrastable, que habla por sí sola y que justifica el reclamo de que los puentes vuelvan a funcionar como tales, y que incluye la circulación por ellos sea gratuita en el caso del tránsito vecinal. Y que mientras dure la emergencia se cree un “pasaporte sanitario” que permita levantar la exigencia de testear, y de no ser eso conveniente, que sean los gobiernos de ambas orillas que tomen a su cargo, el costo de los testeos.

Cierto es que decisiones de este tipo deben nacer de las coincidencias instrumentadas formalmente por las respectivas cancillerías. Pero en cada una de esas localidades el alcalde debe convertirse en el abanderado de ese empeño, el cual, una vez impuesto nuestro gobernador, lo veamos liderar ese reclamo unánime ante nuestra cancillería.

N. del E: Luego de redactada y publicada la presente, los funcionarios que nos suministraron la información indicada en la nota, nos han advertido que desde nuestro país, cumpliendo las mismas exigencia, es posible ahora dejar nuestra provincia por los tres puentes. En cuanto al regreso… Una circunstancia que nos lleva a disculparnos con nuestros lectores, respecto a un error que no ha sido nuestro, y posiblemente ni siquiera del funcionario que en forma amigable nos atendiera, y que no es sino una muestra más del estado de cosas que exhibe la gestión administrativa entre nosotros.

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