La lista de elementos que impactan en cuán elevados o no pueden ser los costos ocultos depende del tipo de organización y sus fines u objetivos; no obstante, mucho de ellos son aplicables a todas.
La burocracia interna es un factor de análisis constante. Un primer indicador es la cantidad de niveles jerárquicos definidos en el organigrama formal: a mayor número, mayores costos, no solo de salarios sino de procesos sin valor agregado.
La selección de los colaboradores y sus competencias o capacidades para desempeñar las responsabilidades asignadas, así como también el índice de rotación, el ausentismo, la capacitación, son factores que afectan los costos ocultos.
La relación con los proveedores, si no se comprende que los proveedores forman parte de la cadena de valor que lideramos, debemos asumir sus consecuencias, tiempos de respuestas, sean estas en insumos o en servicios, la calidad de los mismos, las condiciones de pago, son algunas de ellas.
El lay-out y la logística interna, la optimización de los espacios, los procesos de gestión y el soporte tecnológico/informático, tanto en Soft como en Hard ware, en muchos casos por falta de y en otros por exceso, impactan en los costos.
La administración de stocks, el impacto en los costos financieros, la obsolescencia de materiales y productos, las herramientas de trabajo, los procesos de calidad, son también factores a considerar en el análisis de los costos ocultos.
La mala o deficiente comunicación entre los diferentes niveles organizacionales suelen ser fuente de altos costos difíciles de cuantificar, que por otro lado no se resuelven con una agenda intensa de reuniones. Por el contrario, las reuniones que no tienen en claro los objetivos de porqué se realizan y quiénes deben participar generan mayores costos.
Esta lista de factores que impactan en los costos ocultos tiene un denominador común: aplicar el SENTIDO COMUN.
“LAS PERSONAS QUE CULTIVAN EL SENTIDO COMUN NUNCA SE NIEGAN A ADMITIR SUS ERRORES” Yoritomo Tashi (1600-1650)
Pero hay otros costos que no son ocultos y que se relacionan con la falta de sentido común de quienes nos gobiernan. Las ideologías se alejan de todo realismo, afectando directamente a quienes son sometidos a su aplicación.
Como bien planteaba Gustave Thibon, el sentido común es la facultad de adecuar el pensamiento, no consigo mismo sino con las cosas y los hechos.
Saber distinguir “LA PAJA DE LAS PALABRAS DEL GRANO DE LAS COSAS”.
Desde hace muchos años, la burocracia estatal en nuestro país genera tal incertidumbre en los emprendimientos privados que no hay manera de determinar los costos que tal ineficiencia produce.
Sostenía Honoré De Balzac (1799-1850) “LA BUROCRACIA ES UN MECANISMO GIGANTE OPERADO POR PIGMEOS”.
Es difícil poder explicar por qué un proceso productivo se detiene por falta de algún insumo que no se fabrica en el país o la necesidad de ocupar un colaborador para responder a las permanentes demandas de información y documentación de los distintos entes estatales sin tener en claro qué utilidad tendrán.
Decisiones que suelen tomar funcionarios que jamás experimentaron el pago de salarios a trabajadores en tiempo y forma, que no saben qué significa trabajar en la agricultura sin horarios y sin fines de semana, deseando y rogando que los factores climáticos no destruyan el esfuerzo diario. Son algunos ejemplos.
Funcionarios que no entienden que para reducir la pobreza solo hay un camino: facilitar las inversiones para la generación de empleo genuino y no como acontece desde hace décadas, aumentar los impuestos para sostener un modelo burocrático inviable.
Decía Pío Baroja que:
“LA BUROCRACIA EN LOS PAÍSES LATINOS PARECE QUE SE HA ESTABLECIDO PARA VEJAR AL CIUDADANO”
Tal vez la definición de Pio Baroja (1872-1956) resuene agresiva, pero es lo que habitualmente se siente cuando se desea desarrollar un proyecto en nuestro querido país.
Como cierre de esta columna, recurriré a Octavio Paz, que con una de sus definiciones aún nos genera esperanza:
“LAS IDEOLOGÍAS OCULTAN LA REALIDAD, PERO NO LA HACEN DESAPARECER, UN DIA U OTRO LA REALIDAD DESGARRA LOS VELOS Y REAPARECE”
El SENTIDO COMUN, tan necesario para detectar los costos ocultos y también para gobernar, requiere de conocimientos y experiencias que fundamenten las decisiones que se tomen; no alcanza con las ideologías de turno.
“EL SENTIDO COMUN ES EL ARTE DE RESOLVER LOS PROBLEMAS, NO DE GENERARLOS” (Y. Tashi)
