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Quienes nos leen y muchos de los que no lo hacen, saben del desafiante “amuchamiento” de comprovincianos, existente en Villa Urquiza en la costeras aguas del Paraná. Por lo visto, los que vivimos al oriente del Gualeguay, no queremos ser menos si nos atenemos a la muchedumbre de “cortados con la misma tijera” que lo hacen en el Ñandubaizal; quienes, como se sabe, están obsesionados por las pasteras contaminantes, pero a los que el virus que circula entre nosotros no parece preocupar. Una actitud que no sería únicamente la de ellos, sino que cabría presumir es compartida por las autoridades municipales dentro de cuyos límites se encuentran los balnearios de marras, y no estamos seguros, que de rebote, tampoco a los funcionarios competentes del gobierno provincial.

Circunstancias ambas que nos llevan a preguntarnos acerca del porqué tener que esperar hasta el 1 de diciembre próximo o hasta el 4 del mismo mes, para habilitar “la circulación responsable” de personas y vehículos por todo el territorio provincial. Como si el primero o el cuarto día de diciembre fuera algo asimilable a “fechas mágicas” luego de las cuales –la primera o la segunda- las cosas se van a presentar diferentes a los que se muestran en la actualidad.

De donde a aquello de “cada maestro con su librito” cabría complementarlo en estos momentos de ingreso en la “nueva normalidad” con “cada funcionario con sus muchos protocolitos”. Entre los cuales creemos se pueden ubicar a los de la Secretaría de Turismo provincial, que acaban de hacer público los protocolo a aplicar a los turistas y personas con familiares residentes en nuestro territorio, que tuvieran la idea, difícil de calificar, de llegarse hasta aquí, en el marco de un programa desplegado en los protocolos mencionados y que de una manera tácita se considera designado como VacacionAr. Aunque agregamos por nuestra parte, sin el mínimo grado de sorna, que cabría ser conocido con el nombre de el NoVacacionAr, a juzgar por los temores que han provocado en sectores vinculados a la actividad turística algunas de las exigencias incluidas en las reglas establecidas, en especial la que hacen referencia a la contratación de un seguro cuyo objeto es la cobertura de “las contingencias Covid-19” entre las que se mencionan el reembolso de los gastos no recuperables de pagos realizados por anticipado ante la cancelación o interrupción del viaje por diagnóstico positivo de Covid-19, a los que se agrega el de los gastos por prueba de diagnóstico de Covid-19, así como también de aquellos que impliquen el regreso, si el regreso, a su lugar de origen.

Permítasenos una digresión en forma de pregunta: ¿el que no se contemple los gastos de tratamiento del contagiado y del aislamiento de los componentes de su grupo familiar, en el caso que aquel vengo acompañado, es porque la idea es “ fletarlos” a todos ellos de inmediato a su lugar de origen, servicio de ambulancia mediante? No hemos sabido de que a nadie se le haya ocurrido plantear ese interrogante, aunque si hemos conocido las quejas varias de operadores en el ramo, quienes opinan que el costo que significa la contratación del seguro mencionado se constituye precisamente en un programa NoVacacioAr en Entre Ríos, o sea más que una “motivación” para que se “arrimen” visitantes a nuestra tierra; una manera de “disuadirlos” para que lo hagan, y de esa manera “empujarlos” hacia destinos turísticos con requisitos de ingreso más laxos.

Es por eso que volvemos a nuestra afirmación inicial, de la que se puede fácilmente inducirse la distinta vara con la que se mide a vecinos nuestros que se “amuchan en las playas”, y a los visitantes, que con su afán de cuidarlos, por lo que se vaticina, de no aflojar el cepo que representan esas exigencias, no estamos haciendo otra cosa que espantarlos.

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