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Sé, como casi todos, que los argentinos somos cosas varias, además de que en futbol somos los mejores del mundo.

Por Benicio Faena

Y las cosas que somos, muchas veces se disfrutan poco o mucho, las que no voy a entretenerme en enumerar. Porque me interesa quedarme con una, referida a lo difícil que somos de entender.

Sabemos que el mundo está lleno de encuestas y de encuestadores. En ese orden. Porque existen encuestas que quedan en manos de cualquiera, ya que cualquiera, frecuentemente, llega a considerarse encuestador sin serlo.

Y una encuesta que encargó a encuestadores serios una fundación extranjera más seria todavía, que fue global a medias ya que se hizo en 29 países, tuvimos la suerte o la desgracia, según sean quienes la miren, que también se hizo en este país bendito que es el nuestro; y la suerte o la desgracia tiene que ver con que entre nosotros los políticos, si bien muchas veces las encargan, descalifican los resultados de las contratadas por otros, principalmente si los resultados no los favorecen.

Y en cuanto a evaluaciones concernientes a educación, como la referida, a quienes más molestan es a los docentes, explicando que para que sean fieles sus resultados, hace falta saber de los docentes y sus alumnos, y que todo en lo que a ambas categorías respecta, está bien. Sobre todo en los momentos en que la escuela no funciona, algo que debe entenderse únicamente en época de vacaciones.

El primero de los resultados que nos atañe es que para una gran parte de los que mandan los hijos a la escuela pública esta es un desastre pero, asombrosamente, en el caso concreto de sus hijos no existe motivo de queja alguna de lo que aprende el muchacho o la muchacha porque él o ella, sino son de los premiados por la ciencia infusa, al menos si son “súper”.

Algo que suena como una señal de alarma es que, casi la mitad de los padres que envían a la escuela pública a sus hijos, aseguró que lo enviarían a una privada si pudieran pagarla.

Pero lo que llama la atención es que se nos diga que una de las primeras y principales cosas que los argentinos esperan de ella es que los chicos y chicas que allí cursan, sean felices en la escuela. Algo que me desorientó totalmente, porque si bien estoy convencido que en las escuelas no se debe tratar a los alumno con un régimen militar y menos carcelario, siempre estuve convencido que uno iba a la escuela con el objeto de aprender. Mens sana in corpore sano, como le dicen.
Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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