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Sara es ansiosa por excelencia. Y ante la llegada de una oportunidad como ésta, ni les cuento.

Antes de viajar tuvo que resolver, organizar y prever ciertas cuestiones, todo mientras la vida laboral y demás obligaciones continuaban. ¡Bienvenido estrés, insomnio y kilos demás!

Primer paso: pasaporte. Es un trámite relativamente sencillo y rápido. Lo único que salió mal fue la foto (siempre sale horrible en ese tipo de fotos… ella sigue creyendo que la culpa es del fotógrafo).

Segundo paso: presentar los papeles requeridos en Suiza (copia del pasaporte y de documentaciones varias). Gracias a internet y al escáner, esto fue posible y fácil. Pero para el responsable de su pasantía en Suiza, la cosa estuvo complicada: en un mismo día debió hacer 30 llamadas telefónicas para obtener el permiso de trabajo en ese país. Es que la ley que regula esa situación cambió este año. Actualmente es muy difícil permanecer en Suiza para trabajar.

Tercer paso: organizar la vida en la ciudad en donde vive y donde luego de tres meses, continuará viviendo. Esto quiere decir que Sara canceló servicios, dejó dinero para pagar algunas cuentas y mudó sus cosas a lo de una tía (es del tipo de ciudadana argentina que no puede darse el lujo de pagar tres meses de alquiler para su heladera y su lavarropas). Mientras, se despidió de su familia, colegas y amistades.

Cuarto paso: armar la valija. Difícil tarea cuando se trata de una mujer, con destino de invierno y nieve incluida. Encima argentina: todo tiene que entrar, yerba, mate, bombilla y termo, inclusive. Armó una maleta llena de “por las dudas”. El último día, la cuarta misión estuvo cumplida.

*Próximo post: el viaje desde Colón a Savièse, el paso por los aeropuertos y sus incómodos controles, hasta la llegada al nuevo hogar.

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