Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Hablando de Pimlico, un barrio de Londres que a fines del siglo XIX era pobre, Chesterton llegó a escribir esta enigmática verdad: "Si los hombres amaran al Pimlico, como las madres aman a los hijos, arbitrariamente, porque son suyos, en un año o dos el Pimlico sería más bello que Florencia. Algunos lectores dirán que esto es mera fantasía. Y respondo que esta es la actual historia de la humanidad. De hecho, es así como las ciudades se hicieron grandes. Retrocedamos hasta las más oscuras raíces de la civilización y las veremos anudadas en torno a una piedra, o rodeando algún sagrado bien. Los pueblos, primero rindieron honores a un lugar y luego le adquirieron su gloria. Los hombres no amaron a Roma porque fuera grande. Fue grande porque la amaron".

Tal vez Concordia, esa a la que muchos condenan sin conocer, a la que encasillan de tal o cual forma por alguna que otra estadística, por alguna que otra elección, por algún que otro apellido, necesite antes que nada ser amada, así, sin condiciones, como es ahora mismo, compleja, multifacética, con sus barrios tan pobres que duelen de sólo verlos, con sus mansiones tan ricas que intrigan, con sus escuelas de alta exigencia y de las otras donde los docentes se rompen el alma intentando retener a sus alumnos para que no caigan en la intemperie de la calle, de la droga, del crimen y del vacío; con su bellísimo parque San Carlos y el Salto Chico que deslumbró a Saint Exupery, contrastando con tantos basurales a cielo abierto, tapizados de trozos de nylon que brillan en las puestas de sol.

Si de lo que se trata es de intentar explicar el resultado de las elecciones de este 27 de octubre, también haría falta cumplir con otro requisito -tal vez obvio, se dirá- bastante olvidado: respetar ese resultado, valorarlo sin prejuicios, como expresión de un pueblo que habló en las urnas. Habló como pudo y supo hacerlo. Respetar a sus mayorías y a sus minorías, al circuito electoral más peronista y al menos, a esas mesas donde el Frente de Todos ganó por paliza y a esas otras donde Juntos por el Cambio predominó.

Uno podría preguntarse si acaso es noticia lo que pasó en Concordia. Contar que ganó el que casi siempre lo hace no parece aportar novedad alguna. ¿Pero es tan así? ¿Es tan cierto que Concordia es historia repetida en materia electoral, que es peronista y punto, que no hay matices que ponderar, contraluces que calibrar? ¿No será una simplificación que sirve más de justificación a los perdedores que a los ganadores? Decir que las cosas son así porque son así, como si todo dependiera de un destino marcado, facilita a la oposición escapar a la autocrítica, eludir revisar si ha sabido proponer algo realmente diferente, algo que devuelva las esperanzas a los que no saben qué comerán esta noche; algo que recupere la cultura del trabajo en aquellos que se criaron entre comedores, planes, changas y cirujeo; que les haga imaginar un futuro a quienes sienten que no tienen ni siquiera presente.
Vayamos a los números
En una Entre Ríos donde Mauricio Macri logró reponerse de la derrota de las PASO al extremo de terminar arriba por algunos décimos -casi un empate-, en el departamento Concordia el Frente de Todos de Alberto Fernández ganó por casi 15 puntos.

¿Es mucho o es poco? Depende. Es diferencia importante si se la compara con las derrotas del peronismo en Paraná, Gualeguaychú o Concepción. En medio de una tormenta, el bastión peronista quedó en pie. Pero no es tan relevante la brecha si se recuerda que en otros domingos de elecciones el peronismo concordiense ha sabido ganar por muchísimo más, por 20 o 30 puntos, al extremo de decidir por sí sola la suerte de la provincia o de "poner gobernadores" como se suele decir.

Los 15 puntos porcentuales que separaron al peronismo del macrismo se vuelven aún más insignificantes si se recuerda que se registraron en la ciudad que encabezó la estadística de la pobreza en la última medición del INDEC, ni más ni menos que con el 53%, achacado ciento por ciento a Macri desde las tribunas del PJ. Tampoco es mucho si se recuerda que en las PASO la brecha había sido mayor. O si se trazan comparaciones con distritos donde la miseria es palpable, como La Matanza, en el conurbano, donde la distancia fue del 41 %. O Formosa, donde hubo 37 puntos entre primero y segundo. ¡O Santiago del Estero donde el PJ ganó 74,8 a 18,4; es decir, por 56 de ventaja!

Puede sonar a historia antigua pero en el año 2017, esta misma Concordia proclamada "capital del peronismo" vio ganar a Cambiemos. En esa ocasión, apenas dos años atrás, el peronismo quedó en el segundo lugar con el 44,4 contra el 47,1 de la alianza radical macrista. Recordar este antecedente sirve para poner en discusión si el voto concordiense es tan "cautivo" como parece. Y téngase presente que en las boletas de entonces estaba el apellido Cresto.
Del centro a la periferia, del amarillo al azul
Si se hace foco sobre los circuitos electorales, no deja de sorprender cuán dispares son los números según se trate de zonas más céntricas, donde la mayoría no padece grandes necesidades, o de las periferias, donde hay pobres de toda pobreza.

Veamos dos extremos. En el circuito electoral Este - Norte, ese que tal vez un visitante habrá transitado yendo por la hermosa Avenida Gerardo Yoya rumbo a San Carlos, este domingo Juntos por el Cambio ganó con el 47,4% contra el 42,8% del Frente de Todos. A su vez, en el circuito Concordia Ejido, al que apenas se alcanza a espiar entrando por Ruta 4, con sus barriadas populosas cada vez más extendidas y sus asentamientos de casillas de eucalipto brotando como desde abajo de la tierra, allí el peronismo logró el 61,6% contra apenas el 28,5 del macrismo.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Los resultados del Circuito Este Norte Agrandar imagen
Los resultados del Circuito Este Norte

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Los resultados del Circuito Concordia Ejido Agrandar imagen
Los resultados del Circuito Concordia Ejido
Los números hablan por sí solos, pero ¡cuidado con las simplificaciones! También es de hacer notar que en sectores que no la están pasando mal, especialmente de clase media, el peronismo siempre conquista al menos un 40%. Y, a la inversa, los no peronistas consiguen casi un 30 en zonas de la periferia más sufriente, donde siempre les ha costado entrar.
A pedir de Enrique Cresto
De cara a la interna peronista entrerriana, que en los próximos años deberá definir a quien aspire a suceder a Gustavo Bordet tras su segundo y último mandato, lo ocurrido este domingo 27 de octubre parece proyectado a la medida de Enrique Tomás Cresto, en tanto y en cuanto puede exhibir a uno de los pocos distritos donde no cayó el Frente de Todos. Piaggio y Bahl no pueden decir lo mismo.

Lógico que es válido poner en duda si acaso el gobernador, los intendentes y los dirigentes locales gravitaron realmente en los resultados o, por el contrario, todo dependió de los rostros que encabezaban las boletas, en especial para presidente y vice. Porque es absolutamente cierto que ni Cresto, ni Piaggio ni Bahl, como tampoco Bordet estuvieron en el cuarto oscuro. No en vano en su momento prefirieron desdoblar la contienda.

Suponer que los presidentes municipales tuvieron un papel relevante se vuelve particularmente ilógico en el caso de Paraná, donde Juntos por el Cambio ganó este domingo, a pesar de que Sergio Varisco -derrotado en Junio- transita un juicio acusado ni más ni menos que por financiamiento al narcotráfico con fondos públicos. Nadie en su sano juicio podría creer que en la capital provincial este 27 de octubre ganó el presidente municipal que está a punto de irse.

Aunque resulte paradójico, es Cambiemos la fuerza política que podría, al calor del "éxito" de este último domingo en la provincia, encontrar motivos para cuestionarse lo hecho en los anteriores rounds de este 2019 de pelea electoral. ¿Por qué no se pudo antes y sí se pudo ahora? ¿Qué cambió?

Cuando fue a la batalla cuerpo a cuerpo, por cargos municipales y provinciales, Juntos por el Cambio cayó derrotado sin contemplaciones. Pero resulta que no le fue nada mal cuando los referentes provinciales ya no estaban en las balotas. ¿No será entonces que para junio no se acertó con los candidatos que fueron propuestos a la comunidad, en especial la fórmula que era cabeza de lista?

Pero sería muy superficial quedarnos sólo con nombres, rostros y armados. El año culmina dejando atrás cuatro campañas electorales donde a casi nadie se le cayó una idea innovadora, alguna propuesta concreta, algo que disparara un debate a fondo que invitase a soñar en una Entre Ríos potencia, desarrollada y sustentable, que contenga a tantos de sus hijos que se siguen yendo a buscar un destino mejor en otros lares, siendo que les tocó nacer en un verdadero paraíso natural, donde basta tirar una semilla para que prenda o donde tenemos una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.
Fuente: El Entre Ríos y Revista Análisis