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Resumiendo lo bueno y lo malo del año, como un examen de conciencia, llega la lista de las diez mejores telenovelas, o los diez divorcios más escandalosos, o... a mí la primera lista que me llegó es la de las diez mejores noticias sobre el cerebro que se anunciaron este año, faltando en realidad una pizca... de días.

1. Todos recuerdan de anatomía que la zona más externa del cerebro, llamada sustancia gris, está formada por seis capas. Allí se procesa lo que sentimos y lo que hacemos. Están los centros de todos los sentidos y los centros que ordenan las acciones. Esta sustancia gris está formada por seis capas. Después de tantos años de estudio se ha encontrado una nueva neurona a la que se llamó rosa mosqueta. Tiene la forma de una rosa minúscula, rodeada de una corona de alambre de púas que pincha -conecta-cantidad de neuronas vecinas. Son pocas: solo el 10% y no existen en el ratón. Su función sería regulatoria, en especial de las células piramidales, que son las que ordenan movimientos. Una digresión: del fruto de la rosa moqueta -el escaramujo- se hace nuestra popular mermelada.

2. Se presentó al niño UD. Este niño padecía terribles convulsiones y, tratando de mejorarlo, recurrieron a la cirugías: se le extirpó el lóbulo temporal derecho y parte del occipital de ese lado (sitio donde se originaban las convulsiones) y el enfermo curó de la epilepsia, pero perdió la capacidad de ver los objetos que estaban a la izquierda de su campo visual, dado que no estaba el lóbulo occipital que recibe esos estímulos, pero algunas de las funciones que además están en este centro, que se hubieran perdido, como el reconocimiento de los rostros, fueron tomadas y desarrolladas por el lóbulo occipital restante, el izquierdo. Esa es una perfecta muestra de la plasticidad del cerebro: desarrollar funciones en áreas distintas y hacer nuevas conexiones ante un daño.

3. El cerebro parece contener bacterias. Esto sería lo equivalente a romper un dogma. Siempre se pensó que toda invasión por microbios o virus conllevaría una enfermedad. Sin embargo, algunos investigadores están investigando imágenes de bacterias en cerebros que eran normales, en casos de muerte por otra causa. Tendríamos así un microbioma, una flora bacteriana normal para el cerebro, que no le produciría enfermedad, sino que tal vez tendrían una función. Se identificaron gérmenes vinculados al microbioma intestinal, que hasta ahora se pensaba que este influía en el cerebro solo por substancias que pasaban a la circulación. Parece que los microbiomas han avanzado y también lo describieron en los ovarios, trompas y testículos.

4. El cerebro tendría sus pequeños dispositivos magnéticos. Micro agregado de magnetita, una sal de hierro. Si bien podría tratarse de una contaminación el hecho de que están distribuidas en las mismas áreas, sugiere alguna función. Se encuentran en las zonas que conectan la médula espinal con el cerebro. Se las encontró también en peces y en aves: estarían vinculadas a los movimientos migratorios de anguilas marinas o de las aves. También en ciertas bacterias marinas que migran siguiendo las líneas de fuerza de los campos magnéticos (¿no podría esto ser una idea para los colectivos, así no se desmadran?).

5. Se sabe desde hace mucho que los virus dejaron su huella en nuestro código genético. En realidad, algo más que una tenue huella si es cierto que entre el 40 y el 80% del genoma humano está formado por genes que infectaron a nuestros antepasados millones de años atrás y se fueron transmitiendo como propios en cada generación. Estos virus son algo más que parásitos genéticos. Si bien se desconoce muchísimo sobre sus funciones, se piensa que juegan un rol en la comunicación entre células nerviosas y la posibilidad de desarrollar pensamientos complejos (¿nuestra conciencia?). ¡Si Darwin hubiera sabido esto! Un gen de origen viral, llamado Arc, se activa cuando una célula manda un estímulo a otra. Se multiplica y mantiene la salud de las dentritas que son las "ramas" que conectan a las células entre sí. Si falta este gen, las dentritas se atrofian. Jugarían un rol en el autismo. Y nuestra inteligencia les debería mucho.

6. Desde hace mucho se creía que en el cerebro viejo no se generan células nuevas y por ello jóvenes. Parece no ser así y estudios realizados en la zona del cerebro llamado hipocampo, muy vinculado a la memoria, entre otras cosas, revelaron que las células nerviosas se regeneran igual que en los jóvenes pero en los viejos falla su vecindad con los vasos sanguíneos y tienden a quedar aisladas. En soledad, como ocurre a los viejos.

7. El stress encoge el cerebro. Esto parece indudable. La liberación de hormonas que se produce en situaciones de stress es la responsable que nuestro hermoso órgano se vaya pareciendo a una nuez moscada y falle en los test de memoria.

8. Muchos hemos estado desvelados escuchando las carreras de algún ratón en el entretecho. Ahora bien, el ratón no se escucha a sí mismo, su cerebro borra la percepción de esos ruidos, los propios. Para que pueda escuchar mejor los de una eventual víctima. Algo similar nos pasa: cuando escribía anoche estas líneas, dejé de escuchar el rock que deleitaba a mi vecina, que siguió al mismo volumen mientras me concentraba en no cometer errores de ortografía. ¿Escuchan Uds. el crujido de vuestros zapatos todo a lo largo de la caminata? Puede ser que ellos no hayan dejado de crujir, sí vosotros de oírlos (hace tiempo que quería usar la palabra vosotros).

9. La depresión, el stress, las elecciones presidenciales, tienden a marchitar las neuronas de los lóbulos frontales, sobre todo las áreas vinculadas a las emociones. Las drogas psicodélicas, como el LSD y el Éxtasis, cambian la estructura de estas células y las tornan rozagantes, aumentan las conexiones entre distintas neuronas y mejoran la morfología y función de las dentritas. Puede que algún día puedan disociarse las acciones buenas de las nocivas y contar con un verdadero tónico reconstituyente.

10. El segundo cerebro que tenemos es... pues nada menos que el intestino grueso. Creo que muchos lo habíamos sospechado, al ver que tanta gente no hace otras cosas que... Pero en serio, los millones de neuronas que han podido contarse en las paredes del colon, y que sincronizan sin descanso su actividad propulsora; una actividad coordinada que antecede a la de las neuronas cerebrales, sugieren que un cerebro primario surgió primero para defecar, y otro, más tardío, para pensar. No obstante, creo que es abusivo hablar de un segundo cerebro, años ha… ¿no era patrimonio del sistema nervioso autónomo, que regula sin descanso y sin trabajo aparente nuestra respiración, circulación, diuresis, hasta el color de las mejillas de las colegialas (ya sé que esa palabra no se usa, y las colegialas como tal han desaparecido...)? Personalmente, dar al intestino grueso el carácter de segundo cerebro me parece algo propio de la era del resentimiento en que vivimos, tal como fuera anunciado por el recientemente fallecido crítico y gnóstico norteamericano Harold Bloom.

La lista de novedades acerca del cerebro fue publicada por Livescience el 26/11/2019. Seguro que hay cantidad de otros hallazgos más importantes, pero ya sabemos que las cosas importantes avanzan lenta y calladamente. Y recuerden, cuando vayan al mercado, que nuestro cerebro pesa menos que 1 y 1/2 sachet de leche, entera se entiende, e independiente de la marca.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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