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Nos estamos refiriendo a ese organismo que en su momento la administración municipal de Colón tuvo el acierto de conformar, y que por su accionar silencioso y tesonero está poco a poco revirtiendo la manera en que desde el plano oficial debe abordarse, de una forma que no admite alternativas, la necesidad de volver a esta una ciudad totalmente arbolada, sino de crear una conciencia forestal en el vecindario, de la que en su mayor parte carece.

Lo dicho no va en desmedro del accionar de los integrantes del área competente de la comuna local, cuya buena voluntad en atender a los reclamos que se le formularan resultan evidentes, pero la que hasta el presente ha tenido que contentarse en el “hacer lo que se pueda”, ante el desinterés evidente de las más altas autoridades locales sobre el tema, ya que de una manera notoria han dado innumerables muestras que para ellas no era el mismo un tema prioritario.

De allí que gran cosa es que como consecuencia de la actual presencia del consejo citado, se haya puesto coto a la tala indiscriminada de árboles, a la que la pasividad oficial en la materia venía a sugerir que los árboles de nuestras calles son de propiedad del frentista que puede hacer con ellos lo que se les dé la gana -desde afectarlos con una poda salvajemente rutilante, hasta talarlos desde su base, algo que no es otra cosa que una cómoda mala práctica, ya que los árboles deben ser “sacados de raíz”-, sin olvidar aquellos que los matan poco a poco -inyectándoles vaya a saber qué venenos en su tronco- sin que al parecer nadie advierta que los árboles son parte del dominio público.

Es por eso que, además de lograr que se “visibilice” este consejo, que por un exceso de modestia -no privado de una dosis de prudencia- ignoramos quiénes lo integran, es de esperar que su existencia sea confirmada por la futura administración municipal, sin perjuicio que al “visibilizarla”, sume otros miembros a ella, de una manera de sumar también esfuerzos, en el llevar a cabo una acción de consumo en pos de ese objetivo.

No podemos entretanto dejar de señalar la satisfacción enorme que nos ha provocado -dado lo cual la hacemos pública- la labor de “saneamiento” de los lapachos de nuestra calle 12 de Abril, en lo que seguramente se ve la mano del consejo que -conjeturamos- ha dado sustento a la buena predisposición sofrenada de los integrantes de ese sector de la administración local.

Con lo que queda bien en claro, que de nada vale plantar árboles si no se los cuida de una manera permanente. Claro está que el presupuesto del cuidado es que los árboles hayan sido plantados, dado lo cual es una exigencia que el incipiente, aunque nada despreciable, avance registrado desde la presencia del aludido consejo en materia de reposición de ejemplares faltantes, venga acompañado con una forestación expansiva del resto de la planta urbana de la ciudad, ello para empezar…
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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