Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Muchos teníamos la sospecha que este tiempo de educación a distancia, tecnologías y modo “zoom” estaba dejando fuera del radar a un amplio número de estudiantes. Pero las cifras de la UNESCO le ponen precisión a un panorama mucho más grave de lo que se puede imaginar: la desigualdad educativa se incrementa y agrava la brecha entre ricos y pobres.
Educación para pocos
El reporte de UNESCO tiene fecha del 23 de junio y fue lanzado desde París. Allí el organismo de educación de Naciones Unidas abre su informe con un dato tan contundente como alarmante: “el 40% de los países más pobres no apoyaron a los alumnos en situación de riesgo durante la crisis del COVID-19”. Según el estudio se identifica una “exacerbación de la exclusión” durante la pandemia de coronavirus y se estima que alrededor del 40% de los países de ingresos bajos y medios-bajos no han prestado apoyo a los alumnos desfavorecidos durante el cierre temporal de las escuelas. Esto se traduce en diferentes realidades: estudiantes que a pesar del tiempo transcurrido no han podido ser contactados por docentes ni directivos; alumnos que por su baja alfabetización digital no alcanzan a comprender o acceder a las consignas educativas; o, el caso frecuente para un 18% de alumnos de Primaria de Entre Ríos que no tienen acceso a internet o conectividad para estar en contacto con el sistema educativo.
Una brecha que se ensancha
El Informe de este año relevó 209 países y permite dar cuenta que la escalofriante cifra de “258 millones de niños y jóvenes quedaron totalmente excluidos de la educación, siendo la pobreza el principal obstáculo para su acceso”.

“Para estar a la altura de los desafíos de nuestro tiempo, es imperativo avanzar hacia una educación más inclusiva”, dijo la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay al referirse a los tremendos hallazgos. “Repensar el futuro de la educación es tanto más importante tras la pandemia del Covid-19, que exacerbó y puso de relieve las desigualdades. Si no se actúa, se obstaculizará el progreso de las sociedades”, advierte.
Junto al resto de los efectos de la pandemia, la desigualdad educativa parece ser un asunto muy delicado que aún no ha cobrado significación en los discursos de los Gobiernos ni de los actores clave de cada comunidad.

En los países de ingresos bajos y medios, es tres veces más probable que los adolescentes del 20% más rico de todos los hogares terminen el primer ciclo de enseñanza secundaria que aquellos de los hogares más pobres.
La barrera de la inclusión educativa
En diez países de ingresos bajos y medios, se estableció que era un 19% menos probable que los niños con discapacidades lograran un dominio mínimo de lectura que aquellos que no tenían discapacidades. En los Estados Unidos, era casi tres veces más probable que los estudiantes LGBTI declararan que se habían quedado en casa sin ir a la escuela por sentirse inseguros. Las leyes de uno de cada cuatro países exigen que los niños con discapacidades sean educados en entornos separados, cifra que se eleva a más del 40% en América Latina y el Caribe, así como en Asia.

Dos países de África siguen prohibiendo la escolarización de las niñas embarazadas.
“El Covid-19 nos ha dado una verdadera oportunidad de repensar nuestros sistemas educativos”, dijo Manos Antoninis, Director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo. “Pero pasar a un mundo que valore y acoja la diversidad no ocurrirá de la noche a la mañana. Existe una tensión evidente entre enseñar a todos los niños bajo el mismo techo y crear un entorno en el que los estudiantes aprendan mejor”.

Alrededor del 15% de los padres en Alemania y el 59% en Hong Kong, China, temían que los niños con discapacidades afecten el aprendizaje de los demás. Así como los padres de hijos vulnerables también deseaban enviarlos a escuelas que garantizaran su bienestar y respondieran a sus necesidades.

La exclusión y discriminación están lejos de ser temas del pasado…

Las buenas noticias provienen, por ejemplo, del estado de Odisha en India que usa 21 idiomas tribales en sus aulas, Kenya ajusta su currículo al calendario nómada y, en Australia, los currículos del 19% de los estudiantes son ajustados por los maestros de modo que los resultados previstos correspondan a las necesidades de los estudiantes.
La currícula, parte del problema
Cuando los estudiantes están inadecuadamente representados en los currículos y libros de texto pueden sentirse alienados. Las niñas y las mujeres están subrepresentadas en los libros de texto de muchos de los países estudiados. Los currículos de 23 de 49 países europeos no abordan cuestiones de orientación sexual, identidad o expresión de género en los programas educativos.

Mientras tanto, los maestros reclaman recibir formación y capacitación sobre la inclusión. Menos de 1 de cada 10 maestros de escuela primaria de diez países francófonos de África Subsahariana dijo haber recibido formación en estos temas. Una cuarta parte de los maestros de 48 países comunicaron que deseaban recibir más capacitación sobre la enseñanza de estudiantes con necesidades especiales. Hay una falta crónica de datos de calidad sobre los que se han quedado atrás.
Sin datos, no hay plan posible
Casi la mitad de los países de ingresos bajos y medios no recopilan suficientes datos sobre la educación de los niños con discapacidades. El 41% de los países no realizan encuestas o no publican los datos de relevamiento educativo. Adicionalmente, uno de los sesgos recurrentes es que muchos sistemas nacionales utilizan a las escuelas para relevar aspectos referidos a la educación, sin tener en cuenta a los que no asisten a ella.
Por eso desde UNESCO alertan que una parte importante del problema deriva de relevamientos sesgados, insuficientes o inexistentes. “La insuficiencia de datos significa que no vemos una gran parte del panorama”, dijo Antoninis, a cargo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo. Por eso advierte que “No es de extrañar que las desigualdades expuestas repentinamente durante la crisis del COVID-19 nos tomaran por sorpresa”.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario