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Sin moneda propia -nadie quiere al peso- parecemos condenados a vivir como rehenes del dólar

Ayer se conocieron transcendidos de una consultora muy reconocida que evita hacer públicas sus encuestas. Según su ultimo relevamiento, Macri y Alberto Fernández están empatados en 35% y Lavagna tiene una intención de voto del 13% para las PASO. En un ballotage, Macri ganaría 44 a 43% con un nivel de indecisos en aproximadamente 13%. El crecimiento de Macri, que algunos daban como perdedor por hasta 9 puntos hace solo dos meses atrás, se explica sobre todo por la estabilización del dólar y la suave pendiente descendente de la inflación, la que acaba de registrar el número más bajo del año, 2.7% en el mes de Junio.

El rebote de Macri en términos de imagen e intención de voto sobrevino a partir del anuncio de que el Banco Central podía vender los dólares de las reservas llegados del IMF para contener una corrida que en ese momento pintaba como muy posible. Desde entonces, el peso no paró de apreciarse y el Banco Central logró acumular reservas, sobre todo en el mercado de futuros, las que a finales de Junio se estimaba en unos tres mil millones de dólares. Hace unos pocos días, el FMI autorizó al Central la posibilidad de vender hasta dos mil setecientos millones de dólar futuro, lo que le dio un poder automático de fuego de unos siete mil millones de dólares, esto antes de tener que empezar a usar reservas liquidas. Un impresionante chaleco a prueba de balas.

"Desde que el dólar hizo techo y la inflación comenzó a bajar la imagen de Macri y su intención de voto no pararon de subir"

La correlación entre el valor del dólar, los números de inflación, y el estado de la economía - hoy todavía en una situación muy frágil-, parece ser reconocida también por la propia oposición. Referentes económicos de Alberto admiten la centralidad de esos componentes en los próximos resultados eleccionarios y el hecho de que podrían jugar a su favor. Pero por otro lado, aseveran y no sin razón que podría ser un arma de doble filo. Un derrape del dólar y un potencial efecto cascada sobre la inflación y la economía podrían terminar con las aspiraciones de Macri, pero también crear enormes dolores de cabeza a un eventual gobierno de Alberto Fernández mucho antes de que se haga cargo.

La preocupación deviene de que un triunfo -sobre todo en primera vuelta- sobre todo si es resultado de una nueva crisis cambiaria abriría un periodo de transición, hasta que Alberto asuma, de tal gravedad que haría imposible un manejo adecuado de la situación por parte de un nuevo gobierno. Es que en el periodo de espera un eventual gobierno de Fernández estaría con las manos atadas para intervenir y la sospecha por todos compartida es que lo que se conoce como el mercado no estaría dispuesto a darle el beneficio de la duda al peronismo. Esto podría significar dólar por las nubes y bonos en franca caída solo un día después de una derrota de Macri, con las conocidas posteriores consecuencias.

"Una crisis cambiaria podría hacerle perder las elecciones a uno y también arruinar el gobierno del otro"

Uno no quiere ser agorero del desastre, pero este es un escenario visto como muy posible entre los principales asesores económicos de Alberto Fernández, que admiten preocupación y cierto desconcierto respecto de como reaccionar ante un evento de estas características. Claro que uno no debería esperar que nadie deje de votar a favor o en contra de Cristina Kirchner y su compañero de fórmula solo ante la posibilidad de un escenario como el planteado. Si la fórmula Fernández - Fernández termina perdiendo, en una situación de tanta paridad como la que está planteada, esto se daría por otras cuestiones, como por ejemplo la mala estrategia campaña que está planteando el kirchnerismo y no por el miedo al día después. Alberto es hoy su propio jefe de campaña, algo impensado hoy en cualquier elección importante en cualquier lugar del mundo, y Cristina Kirchner está poco menos que desaparecida y desentendida respecto de lo que sucede con su espacio.

En definitiva, es muy posible que este escenario de paridad se mantenga hasta el último día y que la elección final se defina solo por un puñado de votos. También hay casi certeza de que la gran protagonista de las elecciones seguirá siendo al paz cambiaria y la consiguiente evolución inflacionaria. Ahí parece estar la clave. Y si se diera un escenario adverso para Macri, también hay chances ciertas de que el gobierno macrista bien podría terminar en un estado de alta volatilidad e inestabilidad que ponga en jaque los comienzos -y también más allá- de una nueva gestión kirchnerista. Habrá que acostumbrarse entonces a una incertidumbre que no parece vaya a disiparse en el corto plazo sino todo lo contrario.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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