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No se debe ser demasiado perspicaz para advertir que dentro de las municipalidades de “las tierras de los palmares” -grupo inorgánico cuya existencia vimos esfumarse en el tiempo, luego de un momento en que parecía se iban a llevar para plantar palmas en municipios vecinos donde no existían, de manera de poder pasar a formar parte sin complejo alguno del mencionado grupo-? ha emergido “un eje”, al que vacilamos en considerar subgrupo, entre los intendentes de ambas municipalidades.

De cualquier manera, cabe considerar una prueba notoria de su existencia, la presencia en los corsos de Liebig del intendente de San José, circunstancia que tuvo amplia difusión. Algo que, aparte de no merecer reproche alguno, resultaba como se ha indicado hasta previsible, si se tiene en cuenta que ambos son del mismo signo político. Algo que no sucede en el caso de la Municipalidad de Villa Elisa, la que hasta el momento sigue ostentando incólume el calificativo de “la porfiada”, por circunstancias harto conocidas. Mientras que en el caso de Colón existe una administración en manos de una agrupación vecinalista, por más que vecinos identificados con la administración anterior, de una manera evidentemente cizañera, hablan del retorno a la municipalidad de lo que se señala como “la gente de Hugo Marsó”.

Cabe destacar que, en el caso de Ubajay, no existe problema alguno por la forma de “moverse” de quienes conducen allí la administración. Es por eso que, más allá de la constitución del “eje” mencionado, sería importante resucitar el nucleamiento de las administraciones municipales de la comarca, que podría resultar si se actúa con la creatividad y diligencia adecuada de provecho para todos, máxime si se integra al grupo a las juntas de gobierno comarcales. Pero mientras llega ese momento, no estaría de más que el “eje” al que nos hemos referido, pueda avanzar en acciones coordinadas que sirvan como ejemplos a imitar y seguir.

Algo de verdad existe en aquello que “no siempre la gente es buena y comenta”, y por eso con reparos nos hacemos eco de comentarios que vecinos del “pueblo histórico” hacen circular, en el sentido que su administración municipal, ya de entrada no más, ha nacido con un personal de oficina que llega, al menos, a las siete personas, sin contar asesores y funcionariado.

Dejando de lado este tipo de comentarios por no venir al caso, la pregunta que cabe formularse es si no se podía celebrar un convenio entre ambas municipalidades que permita que la de San José, dentro de su estructura absorba, a título de desinteresada colaboración, algunas de las actividades que para su funcionamiento interno debe llevar a cabo de una manera harto onerosa, dada la dimensión y población del municipio, esa su administración. Es así como estamos, para dar un solo ejemplo, que el día puede llegar que, para no ser menos, a alguien se le ocurra que, a la novel municipalidad, le es necesario contar con… un Juzgado de Faltas (¡!).

Es que si existe una corruptela a la que no deja nadie de adherir es?al de volver cada vez más frondosa nuestra burocracia, tema en la que esa imaginación tan necesaria para solucionar tantos problemas, entra en ebullición cuando se trata de mal aplicarla en la materia. Y al respecto viene al caso recordar que, con motivo del “caso de los terrenos municipales de Puerto Yeruá”, donde según informaciones que nos llegaron, el asesor letrado involucrado en el tema lo era asumiendo el rol de “asesor itinerante”, al mismo tiempo, de varias municipalidades periféricas a la ciudad de Concordia. Cosas que pasan, y que resultan una contribución cuya sumatoria no es mínima, a la situación que vivimos, y en la que seguiremos viviendo si no nos decidimos a cambiar.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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