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Cuando muchos imaginaron a un Sergio Urribarri desnudo y sin fueros frente a las nutridas requisitorias judiciales, el viejo zorro de la política tenía todo arreglado. La confirmación llegó este martes cuando se conoció que el ex Gobernador entrerriano ocupará el cargo de Embajador en Israel. Aquí, un repaso de los antecedentes que deberá tratar el Senado de la Nación para confirmar su designación y el alcance de los fueros que tendrá como parte del cuerpo diplomático argentino.
Una salida a medida
El nombramiento de Sergio Urribarri como parte de la Diplomacia Argentina no sorprende demasiado. Los que siguen de cerca los vaivenes de la política doméstica sabían que el ex presidente de la Cámara de Diputados estaba a la búsqueda de refugio para quedar fuera del alcance de la justicia. Y finalmente las gestiones encontraron respuesta de parte del Gobierno de Alberto Fernández que acaba de designarlo Embajador en Israel.

De este modo, Urribarri se asegura dos cosas: quedar lejos del brazo judicial que lo sigue investigando, sobre todo en Entre Ríos; y alcanzar altos niveles de inmunidad diplomática que le aseguran la ansiada libertad.

El costo es relativo: estará lejos de la escena política local, tendrá que asumir que se trata de una suerte de exilio, y sus tropelías deberán esperar otros tiempos. Como ya hemos visto recientemente con el ladrón de libros, en la Diplomacia “no se jode”.
¿Qué privilegios tiene un Embajador?
Los beneficios de participar de la diplomacia internacional son muchos y variados. Vale contar inicialmente el elevado estándar de vida, tanto por las remuneraciones percibidas como por las comodidades a las que accede cada Embajador. Casas de lujo, chofer, servicio doméstico, cocineros en la Embajada y en la Casa del Embajador, autos a disposición, viáticos y acceso irrestricto a donde decida ir en su carácter de Embajador.

Urribarri ya disfruta, antes de asumir, de todas estas veleidades a las que se ha ido acostumbrando a medida que aumentaba su patrimonio. A eso se suma que su actividad más frecuente es participar de visitas protocolares donde los cócteles, el buen vino y la comida exótica forman parte de la agenda diaria. Lo único que realmente preocupa por estas horas a Sergio Urribarri es el idioma y el protocolo, donde los diplomáticos de carrera tendrán un arduo trabajo para pulir los hábitos de este dirigente que gusta mostrarse “campechano” y confianzudo, dos formas que chocan con la labor diplomática.
La ansiada impunidad
Pero más allá de la buena vida, no caben dudas que Sergio Urribarri necesita de garantías de impunidad. Las causas judiciales que lo rodean se cuentan de a decenas, y en varias de ellas las pruebas acumuladas muestran un panorama poco alentador para las libertades de las que hoy goza el ex gobernador entrerriano. Por eso el foco en la designación se centró en el amplio alcance de la denominada “inmunidad diplomática”.

Wikipedia lo define de forma simple y breve: “La inmunidad diplomática se refiere a los beneficios de inmunidad o inviolabilidad que goza un diplomático sobre su persona y el país en donde reside y se desempeña oficialmente, la exención de impuestos y de la jurisdicción civil y criminal respecto con los tribunales locales”. Es decir, tiene vía libre y no puede ser alcanzado por la justicia.

Regulados por la Convención de Viena, la inmunidad Diplomática también se refiere al derecho que tienen los agentes diplomáticos a no ser llamados a juicio, toda vez que “ningún tribunal de algún país determinado puede declarase competente para conocer de acciones intentadas en contra de un o unos agentes diplomático extranjero, un soberano extranjero o un Estado extranjero”, sentencia la Convención de 1961.

Y esta es la piedra basal sobre la que descansará en los próximos años el raid judicial que persigue a Sergio Urribarri.
Las causas que lo esperan
Mientras Urribarri aprovecha este veranito israelí, en la justicia lo espera una larga lista de causas judiciales por las que seguirá siendo investigado.

El dirigente entrerriano preferido en el seno del kirchnerismo acumula una extensa cantidad de causas judiciales. Urribarri es el funcionario con más causas en la Justicia. Ocho de esas investigaciones están activas. Eso incluye a la causa conocida como “La Vaca” por los contratos irregulares de cartelería publicitaria a favor de su cuñado, Juan Pablo Aguilera. Este caso está muy próximo a la etapa de juicio oral y Urribarri quería zafar a toda costa. La inmunidad obtenida le permitirá demorar aún más este caso.

La misma suerte sigue la investigación judicial por irregularidades en contrataciones con una empresa de Germán Buffa, bajo el delito de negociaciones incompatibles. La empresa se inscribió oficialmente después de haber recibido su primera orden de publicidad oficial. Asi de burdo todo. Otra causa de peso sobre las espaldas de Urribarri es “El Sueño Entrerriano” que agrupa tres casos: los millonarios gastos de la Cumbrecita del Mercosur, el pago con fondos públicos de una Solicitada contra los Fondos Buitres y la famosa “playita” de Urribarri en Mar del Plata que también pagó con dinero de todos los entrerrianos para promocionar su precandidatura presidencial.

A estas causas más conocidas se agregan otras que también comprometen significativamente a Sergio Urribarri: se trata de los contratos con Lemon Data y con la firma “Relevamiento Catastrales”, los dos proyectos liderados por Armando Cardona Herreros, el empresario paraguayo que está siendo investigado como presunto testaferro del ex gobernador luego de haberse detectado pagos que hizo el empresario en f vor de los urribarri a los que les pagó pasajes al Caribe, vuelos y propiedades.

Las investigaciones se coronan con la denominada “causa madre” que es la que investiga al clan Urribarri por enriquecimiento ilícito.

Para el final de la lista queda la investigación (paralizada hace tiempo) por el crédito otorgado para financiar las “cosechadoras truchas” y está en proceso de consolidarse otro gran escándalo de corrupción como es el caso de los “contratos truchos” en la Legislatura entrerriana que acumulan pruebas de defraudación al Estado por más de 2 mil millones de pesos.

Así de complicado, así de manchado está el prontuario de Sergio Urribarri con el que busca una salida desde Ezeiza que lo aleje de la maraña de causas judiciales que lo acorralan.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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