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Nuestros lectores saben a lo que nos estamos refiriendo. Un vecino de Villa Elisa, que a la vez ha sido productor rural y ejercido y ejerce sus responsabilidades cívicas tanto en la actividad política como en el gremialismo agropecuario, en una nota ilustrada que nos hiciera llegar y publicáramos, la que en realidad era a ojos vista como una denuncia informal sobre un estado de cosas ostensible, dio cuenta de un minucioso informe acerca del vergonzoso y lamentable estado de conservación y mantenimiento de la ruta provincial 23. No dijo nada que no se supiera y que no se viera, o lo que de cualquier manera pudiera verse o enterarse. Basta tomarse el trabajo de dar un paseo por ella para constatarlo, así de simple.

Y a la conclusión a que, al menos de una manera implícita llega Raúl Mohr, según la interpretación que hemos hecho de sus dichos, y que seguramente es coincidente con la de cualquiera que haya leído la nota, es que nos encontramos aquí ante la crónica de una “destrucción anunciada desde el vamos”, si se atiende el delgadísimo espesor de su capa asfáltica, y a la falta de su mantenimiento posterior, lo que explica la acelerada destrucción de la que da muestras; ya que su habilitación no data de muchos años atrás (algo que nos lleva a pensar, en contraposición, en la duración del pavimento de la ruta 26, la que en su punto de arranque en Colón y con el nombre de Avenida Presidente Perón, todavía, aunque un poco maltrecha, se puede decir que está incólume luego de casi 70 años de utilización intensa).

La réplica a la nota no se hizo esperar. Y contra lo que correspondía, quien la efectuara no fueron las más altas autoridades de la Dirección Provincial de Vialidad, sino del jefe de la Zonal XIV de Vialidad. Y decimos que eso no es lo que correspondía, no porque cuestionemos ni neguemos a Mauricio Santa Cruz el derecho de fijar su posición en la materia desde una perspectiva política, como derecho que tiene todo ciudadano; pero es cosa que excede su atribución pronunciarse de esa forma dada su situación de “administrativo”, al que como tal solo le corresponde dar una información “técnica”. Es que para responder a la pregunta respecto a una ruta con defectos de construcción, lo que no hace en momento alguno, en lugar de hacerlo, se refiere a “la crítica situación que atraviesa el país” (acotamos ahora, y por lo que entonces se rumoreaba, no lo dijo en el momento de construcción del camino), ya esa crisis que nos toca a todos, poco tiene que ver con la obra que nos ocupa. O ¿qué tiene que ver con ese desastre “la mala praxis del gobierno nacional (acotamos: del actual y no el de la señora Fernández de Kirchner, que fue el momento en que el gobierno provincial a cargo de Sergio Urribarri realizó la obra)? O ¿qué tiene que ver el escándalo de una obra que empezó a romperse, según se nos ha dicho, aún antes de estar terminada, con “el abandono de Vialidad Nacional que nos afecta directamente en las rutas nacionales tales como 130, 135 y Autovía Artigas que atraviesan el Departamento Colón”?

Por otra parte, curiosamente agrega un comentario que nos toca bien de cerca, que lo es cuando dice que “llama la atención que este dirigente -por Mohr- no pueda canalizar sus reclamos a través de los canales correspondientes, ya que siempre hemos dado respuesta a tales inquietudes”. Es que hace años que por nuestra parte venimos haciendo reclamos sobre el estado de la ruta provincial 26 en el tramo Arroyo del Doctor-Arroyo Perucho Verne, inclusive a lo largo de los dos periodos de gobierno urribarrista, y los reiteramos actualmente sin que antes nunca se diera respuesta a esa “inquietud” no solo nuestra; y que recién ahora, a través de un manejo pésimo de esa gestión, se está amagando darle solución.

Como conclusión lamentable de todo lo cual, habría que señalar que con este “cruce” acerca de un tema que interesa a todos, viene a quedar en claro lo difícil que es entre nosotros, no ya ponernos de acuerdo acerca de algo, sino siquiera encarrilar por los caminos adecuados una discusión.
¿Qué es lo que hubiera bastado que dijera el señor jefe zonal de Vialidad? Ni siquiera negar el estado desastroso de esa ruta, sino que la causa de que esté así no se debe a que estuviera mal hecha y que al hacerla no se le hubiera escamoteado asfalto, sino vaya a saber por qué otra cosa, inclusive afirmar que ahora las cosas no se hacen para durar, sino para ser rápidamente descartables, de manera de volver a empezar.

Pero echarle en lo que pasa la mayor parte de la culpa a Macri, y un poquito a Mohr por utilizarla, nos parece cuanto menos una exageración. Y con eso no queremos significar que Macri en su vida no haya cometido errores, o ahora los cometa, ni que lo mismo no suceda en el caso de Mohr, cosa que por otra parte nos pasa a todos, sino que esa circunstancia no sirve para explicar, y menos aún justificar, el desaguisado al que nos referimos, y al que seguramente en el futuro tengamos que volver.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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