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CFK no estuvo cuando se votó en el Senado
CFK no estuvo cuando se votó en el Senado
CFK no estuvo cuando se votó en el Senado
El Congreso aprobó que el Gobierno se endeude mediante un Acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI, a fin de refinanciar el préstamo standy-by contraído por Argentina en 2018. Se espera que el lunes el Directorio del FMI haga su parte y que el martes mismo se haga el primer desembolso. Ese día vence una cuota de US$2.800 millones del préstamo stand-by.

Más allá de las discrepancias respecto de las condiciones y las políticas que requerirá cumplir con lo firmado, predominó en el Congreso la convicción de que lo más beneficioso para el país sería evitar un default con el Fondo, por lo cual las mayorías que votaron de manera afirmativa en ambas Cámaras resultaron abrumadoras. Entre los pocos díscolos estuvieron, por diferentes razones, los libertarios, la izquierda y el núcleo duro del kirchnerismo.

Luego de la votación en Diputados y previo a votar en el Senado, referentes del kirchnerismo habían emitido un comunicado para explicar por qué rechazaban el acuerdo (https://drive.google.com/file/d/1GHoKvkPkCh6fC2q8zGj8DTbnlSvulbSt/view).

A la vista de cuán minoritario resultó el voto negativo, incluso dentro de los bloques del Frente de Todos en Diputados y Senadores, no parecería valer mucho la pena detenerse en las explicaciones esgrimidas. Sin embargo, la carta resulta un imán muy atrayente como para ignorarla. Demuestra que existe en la facción redactora una percepción de la historia que es imborrable por más que las estadísticas la refuten.

Esa sensación de que hay más “relato” que realidad en esa percepción de la historia se hace casi explícita desde la primera línea de la carta, en la que se habla de “nuestra ´verdad relativa´”. Cabe preguntarse qué significa eso de “nuestra” y eso de “verdad relativa”: ¿puede haber más de una verdad? En la carta hay verdades y hay mentiras, que no son una “verdad relativa” sino una versión falsa de hechos que ocurrieron.

La base argumental del voto negativo en el Congreso proviene de frases de un discurso de Néstor Kirchner, pronunciado en diciembre de 2005, en ocasión de la cancelación del préstamo que en aquel momento teníamos con el FMI. Se destacan la frase que dice que “quieren hacernos creer que no hacer nada nuevo es la única opción realista”, y la que dice que “debemos adueñarnos de las herramientas para construir nuestra autonomía.”

La realidad ha demostrado que no es la receta del FMI lo nuevo, sino nuestra falta de atención a esa receta, en general asociada con la austeridad y la disciplina fiscal y monetaria, la que nos ha puesto en esta situación de estancamiento, inflación, pobreza creciente y falta de crédito. A los datos: entre 2006 (el año en que empezamos a vivir sin el FMI) y 2022 tuvimos crecimiento promedio del PBI de 1,8%, apenas por encima del crecimiento poblacional, e inflación promedio de 30,5%. Si sólo contáramos hasta 2018, antes de volver al Fondo, los números no serían diferentes.

Una interpretación alternativa a esa de la “verdad relativa” podría argumentar que hacer “algo nuevo” (populismo) no fue una buena decisión, y que quizás no sea tan bueno que tengamos tanta autonomía para hacer lo que se nos cante, porque en general lo hacemos mal.

Emitir una carta para justificar un voto negativo no parece propio del kirchnerismo. Huele a bandera blanca. Es que su derrota parlamentaria dejó en evidencia que el kirchnerismo es minoría dentro del peronismo. Mete muchos ruidos, pero no tantos votos. En Diputados, perdió contra el peronismo por 76 a 28 (84 a 28 si contamos a los aliados del Interbloque Federal), y en el Senado por 20 a 13. Entre ambas Cámaras, no llegó al 13% de los votos. Ir por todo no parece ser la opción elegida por las mayorías.

Es probable que el viernes por la mañana hubiera varios contentos con lo ocurrido. Algunos, porque el acuerdo nos aleja de ese escenario de incertidumbre y mayores penurias que suponía el default. Otros, porque la votación del acuerdo con el FMI permitió encapsular al kirchnerismo y señalar su fuerza efectiva. El FMI le regaló al Gobierno no sólo un programa económico, por más light que éste sea, sino que además lo ayudó, sin querer, a fortalecerlo políticamente. Algunos dirán que volvieron a meterse en nuestras cosas.
Fuente: El Entre Ríos

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