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Cuando más cerca del poder mayor el pragmatismo

Por mucho menos, a Macri le hubieran quemado la Casa Rosada. Como confirmando aquello que dijo Guillermo Calvo, reputado economista argentino hoy a cargo del departamento de Economía de la Universidad de Columbia, antes de las PASO “lo mejor para Argentina sería que gane el peronismo, porque es el único que puede hacer el ajuste que hace falta".

Esta semana entre la batería de medidas que anunció el gobierno de Alberto Fernández hay una que se destacó por encima de todas las demás. Esto es el anuncio de dos pagos de una suma fija de 5 mil pesos a los jubilados, uno antes de fin de año y uno después, complementado con la suspensión de cualquier suba adicional por el periodo de 180 días.

Y si finalmente se hiciera se haría por decreto y sujeto al total arbitrio del Ejecutivo, según el proyecto de ley enviado al congreso y cuya aprobación se espera para los próximos días.

Lejos estuvo de arder Troya, como allá por Diciembre del 2017, cuando el gobierno de Macri pretendió avanzar en la reformulación de la fórmula jubilatoria. Fórmula que hasta hoy implicaba un ajuste automático de las jubilaciones por inflación más dos o tres puntos porcentuales. Y que en el 2020 le iba a significar una indexación del orden del 60% considerando la inflación del 2019. Una pesadilla para el Poder Ejecutivo, considerando que las expectativas de inflación para el año que se inicia están en el orden del 35/38%. Menor inflación en el 2020 significa recaudación en baja, y la mayor inflación del 2019 significa gastos en alza para el próximo año fiscal, sobre todo considerando que casi 70% del presupuesto nacional se explica por los gastos previsionales y de AUH.

"Por mucho menos a Macri le hubieran prendido fuego la Casa Rosada"

Expeditivo estuvo el nuevo gobierno -tardó solo un par de días para lanzar una batería de medidas- y en una típica avivada logró camuflar una decisión que para el macrismo hubiera sido por siempre un imposible. El ajuste del gasto jubilatorio, nudo gordiano del presupuesto que viene, sugiere que el próximo año podría incluso regalarle al gobierno un superávit primario. O sea que el sacrificio viene y será importante, aunque mientras tanto nos digan otra cosa, incluso hasta llegar a sugerir que el peronismo va a ser más generoso que lo que fue Cambiemos con los jubilados. ¿Se acuerda ya alguien de lo que fue la reparación histórica?

"Aumento de jubilaciones suspendido, pero aun así lejos estuvo de arder Troya"

¿Para qué hace todo esto el gobierno de Alberto? Entiende, como muchos otros, que Argentina debe seguir haciendo el esfuerzo de cerrar su presupuesto, como lo venía haciendo Macri en el último tiempo, para no caer desde un default virtual, como les gusta decir, en un default real. Con estas medidas Fernández muestra el compromiso de honrar deudas y de encarar un proceso de reestructuración ordenada que impida que todo le explote en las manos antes de empezar. Haciendo incluso algo que ni siquiera sus más combativos acreedores, que no es el caso del Fondo, creían podría hacer.

Lo que prueba que todo esto que ha sucedido y sigue sucediendo, responde fielmente a los preceptos del teorema de Baglini, en alusión a los dichos del ex diputado por Mendoza Raúl Baglini, de destacada labor parlamentaria durante los 90. El teorema dice "Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven". El gobierno de Alberto y Cristina, por lo menos en esta ocasión, parece estar cumpliendo con el enunciado a rajatablas. Cuando llega la hora de gobernar, el chamuyo queda de lado y aunque sigan verseando lo único que importa es lo que se termina haciendo. En este caso, lo que van a hacer comienza ya a quedar a la vista, y particularmente en materia económica muestran un grado de ortodoxia bastante mayor que el que se permiten reconocer.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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