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Francia se coronó campeón del Mundial de Fútbol 2018, luego de 20 años, y la ocasión sirvió de excusa para varios oportunistas del vandalismo. Mientras el sábado se celebró el Día de Nacional de Francia, mostrando a esta nación de forma esplendorosa, la celebración de la obtención del máximo galardón de selecciones de futbol dejó una mancha. ¿Puede celebrarse sin que haya muertes ni destrozos?

Dos personas murieron durante los festejos del país europeo campeón. En Annecy (sureste), un hombre de 50 años murió tras saltar, al igual que muchos otros, al canal Thiou, para celebrar la victoria. El canal era de aguas poco profundas y este hombre sufrió justamente las consecuencias al golpearse su cabeza con el fondo. En Saint-Félix, al oeste del país, otra persona murió al perder el control de su vehículo y chocar contra un árbol a la salida del partido.

Del mismo, se repitieron durante el día las imágenes de saqueos y desmanes en varios puntos del país, entre ellos, en comercios de los Campos Elíseos de la capital de esta nación. 300 personas resultaron detenidas en consecuencia de estos festejos en exceso.

¿La excesiva euforia, muchas veces incrementada por el consumo de sustancias de tipo legal e ilegal, por el triunfo da pie para que se pierda el control? Hubo fuegos artificiales y festejos pasivos, pero también estuvieron los desmanes y los gases lacrimógenos de las fuerzas de seguridad que mancharon la celebración.
Las imágenes del país europeo nos llevan a pensar, ¿qué pasaría en la Argentina si ganáramos la Copa del Mundo? ¿Viviríamos celebraciones similares? ¿Sería el vandalismo el protagonista de los festejos?

A veces es ganar un torneo de fútbol mundial, a veces es el triunfo de un equipo local o el terminar el colegio un motivo para festejar en exceso generando destrozos. Hemos visto más de una vez este tipo de celebraciones desmedidas.

Francia ganó y se merece celebrar por muchos días. Ahora, no deberían los actos de algunos opacar su triunfo. Ganaron de forma limpia, ¿por qué no entonces festejarlo de la misma forma?

Es que quizás sea que confundamos el celebrar una ocasión con una justificación para destruir espacios públicos y privados. No por nada los comercios del Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires han sido destruidos durante supuestos “festejos” locales. Incluso los medios de transporte aledaños han sido ultrajados por “festejantes”.

Se puede celebrar en paz, sin romper, sin robar, sin generar dolor. Se puede salir a la calle en masa y no destruir. Ganar un Mundial genera alegría, al igual que muchos otros hechos. No dejemos que la euforia se transforme en desmanes. Si no, se mancha el motivo que nos reunió a todos a salir a celebrar.

Festejar sí, romper/saquear no. No nos dejemos confundir, estar contentos por algo no es un pase para el descontrol. A veces pareciera que nos lo olvidamos. Es bueno que lo recordemos.
Fuente: El Entre Ríos

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